Capitulo 1

33 8 6
                                    

 La Propuesta 


No estaba segura de lo que hacía pero, ahí iba yo con el cruzando todo el instituto hacia las salas de música, iba tan rápido que pensaba que en cualquier momento caería en el suelo, sentía que el corazón me latía con una velocidad en la que se podría salir perfectamente de mi cuerpo y abandonarme por completo,  aunque si lo pienso bien quizás esa era la solución, así no tendría que preocuparme por nada. Rogaba con todas ansias por un milagro, miraba al cielo mientras seguía mi camino pensando en que si existía alguien allí arriba que nos veía, tenía que estar con palomitas viendo como mi vida se destruía. No podía creer como una foto podía haber cambiado mi vida y haberme convertido en el foco de atención de más de medio instituto.

Estaba tan absorta en mis pensamientos que no me di cuenta en que momento llegue, pero ahí estaba parada enfrente de Adam, me quede observando descaradamente su rostro nunca lo había visto tan de cerca, bueno si no contamos los miles de dibujos que tengo de él, pero podía observar lo hermoso que era. Tenía una tés pálida qu hacia parecer que estuviera enfermo de lo blanco que era, unos ojos con un intenso color miel con ligeros trazos dentro del iris color café muy oscuro, que da la apariencia que fueran negros, su ojos eran muy occidentales, eran rasgados y los cubrían unas grandes ojeras negras, bajo ellas habitaban ligeras pecas que eran lo único que le daba el color a su rostro. Una mano moviéndose ante mí me saco de mis pensamientos y el habló.

- ¿Necesitas algo? – hablo de manera muy brusca mientras fruncía el entrecejo, en ese momento no lograba conectar mi cabeza con mi boca – me estás haciendo perder mi tiempo ahí parada como una momia – seguía hablando y por su cara logre notar que se estaba enojando, pero yo seguía ahí inmóvil y sin poder decir ninguna palabra – me harte, me voy.

- Antes de que se levantara reaccione – se mi novio – susurre, y él se rio un sonrisa de boca cerrada, no sabía porque reaccionaba así, si era porque no se escuchaba lo que le decía o le parecía muy ridículo lo que dije.

- Puedes repetirlo no logre escuchar – dijo con una ligera risita que hacía que saltara a la vista esa perfecta dentadura que nunca había visto pero que por alguna razón hizo que mis mejillas empezar a sonrojarse y tomar un color carmesí, ladee la cabeza ante mi rección para no seguir con el contacto visual que tenía desde que llegue, logre notar por el rabillo de mi ojo que su sonrisa había desaparecido y su apariencia estaba tomando un color más oscuro – oye niña da vinci – hizo una ligera pausa y me di cuenta que se sabía mi apodo – no sé porque vienes aquí y te quedas como estatua evitando mi actividad y molestando mi espacio pero si vas a  – dijo marcando cada palabra y con un tono de burla, pero no lo deje continuar porque me arme de valor e interrumpí.

- ¡se mi novio! – Chillé y vi como abría unos ojos como plato, y en ese instante no supe lo que hacía, porque mis piernas tomaron vida propia haciendo que me diera vuelta y corriera alejándome lo más rápido del lugar sin saber qué hacer.

Me sentía como una niña de 10 años que iba donde el chico que le gustaba a invitarlo a jugar con ella, solo soltando las palabras sin esperar respuesta porque el hecho de preguntarle hacia que esta cumpliera su misión. Mi subconsciente intentaba tranquilizarme y decía que tal vez él no lo tomaría enserio y pensaría que era una tomada de pelo por parte de una don nadie, pero no era así.

Seguía corriendo como si mi vida dependiera de ello, agradecida de ser una apasionada corredora de fin de semanas, porque mi resistencia era lo mejor que tenía en este momento para huir de aquel lugar con una cara sonrojada por la vergüenza. Pero no fue suficiente porque cuando iba por la cancha de futbol sentí un jale en mi brazo que hizo que me diera vuelta a una velocidad que me hizo perder el equilibrio y apoyarme en el pecho de un chico el cual tenía un olor muy peculiar, como a lavanda y me tranquilizo los sentidos por unos pequeños segundos, pero cuando mi sentido común volvió a aparecer rogué para que el chico no fuera Adam,  cuando alce la vista tenia una pizca de esperanza de que no fuera,  me di cuenta que estaba en lo correcto era el, y su perfecta cara tallada por los dioses, que me hacían sentir intimidada. Su estatura me hacía sentir aún más diminuta de lo que ya estaba, media como un metro ochenta y cinco así que no le alcanzaba a llegar al hombro. De nuevo me encontraba en el país de mis pensamientos porque solo podía ver cómo el modelo que tenía en frente gesticulaba palabras que no lograba comprender, lo unico en lo que tenia mi atencion aparte de lo que pensaba era su tacto que lograba sentir por medio de su mano en mi cintura y eso erizaba mi piel por completo, haciendo que me volviera a sonrojar. Esos segundos realmente me parecieron eternos porque sentía que el tiempo pasaba muy lento, cuando entre en conciencia logre captar lo que Adam decía

Mi secreta inspiracionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora