Capítulo 3: Agresión, parte 1

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Wei Wuxian quería lavar su cabeza para poder echarle un vistazo al rostro del antiguo dueño de su actual cuerpo, pero no había ni un rastro de agua en la habitación, ni para beber ni lavar. Solo había un contenedor que se asemejaba a una cuenca, la que sospechaba era utilizada con el objetivo de lavar cosas y no para la limpieza personal.

Empujó la puerta, pero esta se hallaba con el cerrojo puesto, probablemente para evitar que vagara fuera de la habitación.

...

¡Ninguna de estas cosas le hacía sentir el regocijo de la reencarnación en absoluto!

Llegó a la resolución de que lo mejor sería sentarse en posición de loto y empezar a acostumbrarse a su nuevo hogar. El tiempo transcurrió rápidamente, sin darse cuenta, un día ya había pasado. Cuando abrió sus ojos, la luz del sol ya se había colado en la habitación por medio de las brechas que había entre la puerta y las ventanas. Y, a pesar de que ahora se encontraba capaz de levantarse y caminar, aún se sentía algo mareado.

Wei WuXian estaba desconcertado. La cantidad total de los poderes espirituales de Mo XuanYu era lo suficientemente insignificante como para ser ignorada, por lo tanto, no debería haber ni una razón por la que no pueda controlar este cuerpo adecuadamente. Entonces, ¿Por qué no puedo hacerlo?

De pronto, un ruido se produjo en su estómago, y en ese momento se dio cuenta de que el fenómeno no estaba realmente relacionado a sus poderes espirituales. De hecho, se sentía hambriento, y aquello tenía que deberse a que este cuerpo no había practicado inedia antes. Si no iba a buscar comida en seguida, se convertiría en el primer espíritu maligno en morirse de hambre después de haber vuelto al plano mortal.

Levantando su pie y a punto de darle una patada a la puerta para abrirla, de forma inesperada el sonido de unos pies que se acercaban surgió. Alguien golpeó fuertemente la puerta y gruñó — ¡Es hora de la comida!

No obstante, no había ni un indicio de que la puerta iba a ser abierta. Wei WuXian bajó su cabeza y, en lo más bajo de la puerta, vio una estrecha abertura por donde se asomaba un pequeño tazón en frente de ella.

El sirviente volvió a gritarle desde afuera — ¡Vamos, vamos! ¿Qué estás esperando? ¡Saca el tazón afuera después que termines!

La abertura era ligeramente más pequeña que aquellas por las que suelen arrastrarse los perros: no permitía el pasar de un humano, pero los tazones podían fácilmente ser introducidos dentro. La comida que le trajeron consistía en dos platos y una porción de arroz que lucía desagradable.

Mientras jugaba con los palillos que estaban pegados al arroz, Wei WuXian se sentía cada vez más fastidiado.

El patriarca Yiling apenas había regresado al mundo mortal y la primera cosa con la que se encontró fue una patada y una reprimenda; sin mencionar estas sobras que le fueron servidas como su comida de bienvenida. ¿Dónde estaba la sangre y la violencia? ¿Las matanzas despiadadas? ¿La destrucción absoluta? ¿Quién iba a creerle? Ahora mismo él era como un tigre que paseaba por tierras planas, un dragón en aguas bajas, un ave fénix sin sus plumas que, una vez perdida la ventaja que tenía sobre los demás, ahora era menospreciado por aquellos más débiles que él.

De repente, el sirviente habló de nuevo, pero con risa esta vez — ¡A-Ding 7! ¡Ven acá!

La dulce voz de una joven respondió desde la distancia —, A-Tong, ¿Estás trayéndole de nuevo la merienda al que está acá?

A-Tong Chasqueó su lengua — ¿Por qué vendría a este ominoso lugar si no fuera por eso? La voz de A-Ding se escuchó más cercana, como si estuviera en frente de la puerta —. Solo debes traer una comida al día y a nadie le importa si eres un flojo. Es una tarea tan vana y aun así piensas que es ominosa. Solo mírame, estoy tan ocupada que llegué al punto en que ni siquiera puedo salir a jugar.

Mo Dao Zu ShiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora