Capítulo dedicado a eri_anne
Koi No Yacan: la sensación de cuando conoces a una persona y sabes que, inevitablemente, terminarán enamorándose.
Me sacudí una imaginaria mota de polvo de la solapa del smoking y me levanté. El casino estaba lleno, sin duda alguna se notaba que era viernes.
- ¿Cómo? ¿Nos deja usted tan pronto, señor Tech? –preguntó mi vecino de mesa.
-Así es, el juego comienza a resultarme aburrido. Hasta mañana señores. -y sin mirar mucho a mis compañeros de partida me levanté.
Avancé pausadamente hacia la caja para cambiar una ficha que había quedado en mi bolsillo, toda mi fortuna, 2 mil miserables euros, pero para mi sorpresa una señora se me adelantó y yo decidí esperar y apartarme un poco.
Mirándola bien no era una señora propiamente dicha, era más bien, una jovencilla que parecía totalmente fuera de lugar.
La joven se inclinó para que el empleado que se encontraba en la caja le viera el rostro y pude escuchar cuando esta le preguntó.
-Podrían concederme un crédito de diez mil euros? -el empleado revisó unas listas.
-Lo siento señorita Duval, pero su crédito está agotado-contestó- En todo caso, deberá solicitar un nuevo margen a Bunker, el director.
-Entiendo…. De todos modos, gracias.
La muchacha se separó de la ventanilla y pude así acercarme a la ventana y arrojar mi ficha sobre el mostrador. Mientras el empleado contaba los billetes decidí mirar hacia atrás, la chica se hallaba a una corta distancia, con la cabeza baja, como perdida en un desierto, sin saber qué decisión tomar. Era evidente que la falta de crédito había sido, para ella, el motivo de su frustración.
Cuando ya obtuve todo mi dinero la joven ya no estaba en la sala. Había cruzado el vestíbulo sin detenerse siquiera en el guardarropa, con el bolso en la mano y yo que había captado como por un medio de un sexto sentido lo que para esa chica significaba la derrota, me lancé en el seguimiento de esa pobre criatura.
Terminé en la terraza del club, por un momento no la vi, me asusté y tuve miedo de haberla perdido de vista, pero de repente la vi, junto a los columpios de madera que daban a las flores, con una mano apoyada en una baranda, sumida en sus pensamientos.
Me detuve prácticamente detrás de ella, me escondí detrás de una columna disimulando como pude que iba tras sus pies, ella volvió la cabeza, pero apenas reparo en mí, en sus ojos pude ver una mirada lejana, abstraída, una mirada propia de una persona que acaba de quemar su último cartucho y se pregunta cómo podrá seguir adelante.
La observé con disimulo, no era alta ni baja, con un cabello rojo naranja y unos ojos de color verde, a decir verdad era de una belleza excepcional, a lo largo de mi vida había visto a cientos de mujeres bellas, pero ella tenía algo especial, su encanto provenía de su juvenil belleza, de su apasionada vitalidad, de piel anacarada y aunque no la podía tocar, podría jurar que era tan suave como el algodón, traía un vestido negro que dejaba estratégicamente al descubierto sus hombros, un cuello erguido que le daba un aire audaz.
Prendí un cigarrillo y esta vez me acerque un poco más, hasta que me puse a su lado, como si acabara de salir del salón a tomar unas bocanadas de aire puro.
-Hace un poco de fresco esta noche. –la chica parpadeo, como volviendo a la realidad, esta vez, sus ojos se posaron en mí.
- ¿Que? ¿Decía usted algo? -me pregunto la chica.
-Que el otoño se va y ya está cerca el invierno.
-Si……. es posible. -se frotó los hombros con ambas manos- No lo había notado.
-Quiere darme su tiket? – le pregunté de forma cortés- Puedo traerle su abrigo, le vendría bien entrar en calor si se va a quedar aquí afuera.–siempre dando muestras de lo caballero que puedo llegar a ser.
-No es necesario. -la chica me miró y esbozó una sonrisa, dio media vuelta y abandonó la terraza.
Vi como otra vez se perdía en la oscuridad del pasillo, fruncí el ceño intrigado, la chica no había tenido ánimos siquiera para conversar. No cabía dudas que atravesaba una grave crisis y de seguro quería estar sola para ahogar así su desesperación.
Seguí sus pasos, pero esta vez me detuve a recoger mi abrigo, sentía curiosidad, de hecho, no pensaba en otra cosa que no fuera en ella, pero ya se había ido y cuando la seguí no parecía tener ganas de hablarme, así que para que seguir insistiendo.
Abrí la puerta del club, fui hasta el estacionamiento y subí a mi coche, un Toyota Land Cruiser Prado negro que me había regalado mi padre meses antes de morir y por respeto a él nunca lo había apostado en ningún juego.Salí con cuidado del estacionamiento, había tomado y lo menos que quería era un accidente, a pocos metros del club había un parque, bajé las ventanillas y avancé con cautela cuando vi la figura de una mujer sentada en uno de los bancos, me mantuve a una distancia prudente y ahora mirándola bien era la misma chica pelirroja del club.
Estaba con la cabeza caída en el respaldo del banco, parecía muerta, me acerqué un poco más, conteniendo el aliento y algo asustado ante la idea de verme metido en un problema mayor. Afortunadamente la joven se movió, incluso suspiró.
-Bien, sigue con vida-me dije a mi mismo.
La chica se inclinó hacia delante y ocultó el rostro entre las manos, durante unos minutos permaneció en la misma posición, callada e inmóvil.
¿Hasta qué punto estaría dormida por la angustia? En verdad que su figura, caída en el banco, causaba cierta mala impresión. De pronto se enderezó y volví a ver su pálido rostro a la luz de la luna y sentí la tentación de acercarme a ella y darle un ligero abrazo con golpecito en la espalda incluido y decirle con puro acento paternal.<<Venga nena, todo se arreglará >>
En ese momento, ella murmuró algo, como hablando consigo misma:
- ¡Basta… basta ya! -gritó y abrió el bolso con actitud decidida, tan decidida que di un sobresalto, pero mayor fue mi asombro cuando del bolso sacó un objeto metálico, pensé que era el móvil, pero la claridad de la luna me permitió fijarme mejor y darme cuenta que lo que la chica acababa de sacar era una pistola.
¡UNA PISTOLA!
Nota de la autora
Hola pastelitos!!! Volvimos después de mucho tiempo en pausa. Ya sé que aún no he terminado 10 Días para Olvidarte pero no desesperéis que le falta bien poco.
Alexia es una historia diferente, al menos en comparación con 10 Días para Olvidarte así que espero que le den una oportunidad. Recuerden que sus votos y comentarios me hacen muy feliz, no duden en hacer alguna recomendación.
Gracias por seguir estando y por seguir acompañándome en este sueño que se llama escribir.
Muchos besos y feliz año nuevo ( si aún se puede decir)
Si tiene Twitter estoy por allá cómo Pastelito de coco y siempre doy pistas de los capítulos así que no dudes en seguirme por allá.
Bechosss
ESTÁS LEYENDO
Alexia
RandomJuegos, mentiras y asuntos ilegales abundan en esta historia. Una protagonista pelirroja y un chico mayor que ella. La clásica historia de la chica buena y el es el chico malo o tal vez no y te están engañando a tí? Enredos, lujos, traiciones, tod...