El amor era un ciclo venenoso. Para mí sólo un vacío tormentoso. Un día tras una vitrina yo la vi y aunque temí un encuentro doloroso. Resultó ser uno de los más hermosos.
Extasiado por la droga del amor quedé. Hasta que un temor viejo me hizo saber. Que esto terminará conmigo en lágrimas. Siendo incapaz de volver a pasar la página.
Pasó la primavera, el verano y mis quincenas. Y yo estaba feliz bajo una lluvia de cerezas. Llegó el otoño, el invierno y el desengaño. Ahí vi que mis esperanzas fueron en vano. El amor es un veneno que por la garganta se me atora. Una vez más la serpiente mordió su cola. Y aunque con ella me he equivocado. Lo cierto es que al final terminé llorando.
