Capitulo l

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Después de los acontecimientos en Camelot la paz reino en la capital, todos vivían sus dias alegremente dejando un poco atras los aterradores sucesos que habían arrasado con parte de la capital.

Sin embargo una nueva amenaza estaba cerca de presentarse en la vida de todos, el Rey Baltra sabedor de los futuros sucesos advirtió a los siete pecados capitales sobre la situación. De regreso a la cantina un misterioso terremoto sacudió la ciudad.

Los siete pecados capitales emprendieron un nuevo viaje en busca de encontrar a los dos pecados restantes, desconocían el paradero de el león el pecado del orgullo, pero, después de una intensa investigación escucharon rumores acerca de un lugar donde solo podías entrar si cumplirás con ciertas condiciones.

Si cumples con todos llegarías a un paraíso donde en el centro de esa pequeña ciudad había una pequeña capilla en la cual justo frente a todo estaba una pequeña cama rodeada de flores que le iban a dejar todos los días, sobre esa cama descansaba profundamente una joven de tes clara y el cabello completamente blanco, se desconocía su nombre pero las personas más viejas del lugar decían que era su salvadora y la protectora de el lugar. Pocos sabían cómo se escuchaba su voz o el porque los cuidaba con tanto esmero incluso estando dormida.

Algunos rumores decían que llevaba diez años dormida y no había abierto los ojos por nada del mundo pero en ese tiempo la pequeña ciudad había crecido considerablemente, pero nadie se olvidaba de llevarle un ramo de flores y las personas mas grandes la limpiaban y cambiaban sus ropas.

— Mamá porque la señorita no despierta

— Se dice que la señorita está esperando por alguien y por eso sigue durmiendo. . . Pero siempre nos protege y cuida porque no teníamos a nadie más

— Entonces ¿Como llegaste aquí?— pregunto con inocencia

— Jajajaja no te preocupes mi cielo lo único importante es que la señorita despertara y podremos agradecerle

— Si mamá— dejo un ramo de flores junto a la joven— Despierte pronto señorita

La joven en la cama por primera vez en diez años se movió, su cuerpo se giró quedando de lado, las personas en ese lugar comenzaron a avisarle a los demás y a preparar las cosas porque sabían que solo se podía dignificar que el fin de su sueño se acercaba.

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— Mamá la señorita realmente va a despertar— pregunto la niña mientras lavaba verduras

La madre junto a ella la miro pensando, no sabía que debía responder ante su pregunta, en cambio le mostró una leve sonrisa.

— Claro que sí, la señorita lleva varios días moviéndose como si tratara de despertar pero no pudiera— mencionó recordando el rostro de la chica— Parece que está desesperada por despertar

La pequeña al escuchar la respuesta se apresuró a lavar las cosas y salió corriendo de su casa, se dirigió directamente a la pequeña capilla y se acercó a la cama repleta de más ramos de flores de lo normal, con cuidado tomo la mano que descansaba sobre el estómago de su "protectora" como solía escuchar que le decían.

Se asomo con curiosidad mirando el rostro que parecía tener una mueca de dolor en lo que antes era un rostro apacible, apretó con fuerza su agarre, cerro los ojos mientras rezaba en voz baja porque no sufriera mucho al despertar.

Mientras estaba concentrada rezando un alboroto comenzó a escucharse en la puerta de la capilla, parecía que varias personas intentaran detener a un grupo de personas, la pequeña se alejo con cautela y se acercó a la puerta para ver mejor, un pequeño niño guiaba a todo el grupo mientras todas las personas les preguntaban que hacían ahí.

Un Pecado Más Donde viven las historias. Descúbrelo ahora