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Tonto Jimin, tonto Jimin, tonto Jimin.
Ese era el mantra que iba repitiendo Taehyung entre bufidos mientras lo único que se escuchaba a su alrededor eran sus refunfuños, la brisa mover casi de manera eufórica las grandes ramas de los árboles que lo rodeaban y sus pies quebrar algunas ramitas en lo que iba caminando por ese bosque, solo, en busca de su tonto y despistado amigo.
— ¡Park Jimin, te voy a matar! —gritaba, poniendo sus manos sobre su boca como si estos fueran a funcionar como una clase de megáfono que hicieran que su desaparecido amigo le diera alguna señal de cercanía, el omega ya cansado de andar recorriendo ese lugar.
Y es que su mejor amigo se había empeñado en desaparecer toda la mañana y el omega menor ganándose todas las riñas gracias a eso, porque con Jimin trabajaban las tartas más vendidas en la repostería perteneciente a su padre, pero haciendo todo solo, ¿cómo iba a poder? Y su padre no le aceptó ninguna excusa, diciéndole que debían ser responsables ambos y estar atentos, ¿y como no? Si era un negocio redondo, y es que el talento de ambos omegas era simplemente excepcional, tenían unas manos mágicas que hacían que sus tartas - lo mejor de su carta de postres- quedarán en el punto exacto de simular saborear un pedazo de cielo. Su sabor era simplemente una delicia.
El par son a simple vista unos omegas hermosos, su atractivo era sin duda incomparable. Taehyung creía fielmente que Jimin con su aura de omega coqueto y juguetón era el más atrayente, además que sus ojos brillantes, labios pomposos y sedoso cabello que en ese momento andaba rubio le hacía ver etéreo, y es que todo alfa, beta y omega opinaba lo mismo; Park Jimin era un gustazo visual, un completo deleite.
Pero, Taehyung en su timidez y su personalidad completamente opuesta a la extrovertida de su mejor amigo, causaba suspiros en su pueblo y los cercanos que llegaban al suyo; Ojos mieles, curvilíneo y con una característica sonrisa extraña cuadrada decorada con belfos gruesos, pero simplemente cauticadora; el castaño claro era encantador sin siquiera tratarlo.
Pero lo que hacía al par de amigos complementarios, además de lo opuestos que eran, era su olor. Uno acaramelado con un toque de flores tropicales en este, y el otro con una mezcla de entre frutos rojos y vainilla. Combinaciones fuertes, dulces y definitivamente exquisitas, pues no sólo una vez se vieron metidos en líos o siendo el centro de atención por donde pasaban. Eran unas mezclas extrañas, y eso todavía los hacía más que únicos.
Taehyung hizo pucheros, cansado de caminar y de tratar de oler el acaramelado olor de su amigo. La verdad que no estaba preocupado, sabía que Jimin se escapaba de vez en cuando para ir a ver a un alfa que le había contado, el cual decía que "sigilosamente" admiraba a la lejanía en el pueblo vecino; el rubio era de todo menos sigiloso. Según lo que le relataba Jimin después de cada visita, sabía que era un chico pálido y cara de que se había comido un limón, pero no esperaba menos de un policía, pues el mayor siempre decía lo bien que se miraba cumpliendo con su deber con ese uniforme, y cuanto deseaba hablarle.
Pero, era un policía (o algo asemejado a eso) y Jimin muy torpe y poco pensante en situaciones así, más cuando está completamente cegado y cerrado en la idea de que aquel hombre era su alfa, empeñándose en lograr que lo fuera. Tenía miedo de que este se metiera a un problema para que se le facilitara el acercamiento del alfa; si, así de torpe puede ser. Además, creía que podía asustarlo, cosa que Taehyung miraba poco probable, si su amigo era una bolita de dulce esponjoso.
"Taehyung, es que no lo entiendes. Si lo vieras, yo si me dejo esposar por él y no necesariamente por ser delincuente."
Recordaba las palabras de la lengua safada de su amigo, sus mejillas tiñéndose de un suave rojo avergonzado de sólo eso, recordar; era un atrevido sin remedio. Su omega se removió inquieto en su interior por ello igual, algo receloso de que su amigo por lo menos tenía una vida amorosa, si es que así podía llamársele a esa misión que se tenía Jimin con ese hombre, más emocionante que él. Y no era porque no quería, porque pretendientes tenía, sin ser adulador, pero Taehyung era un fiel creyente de la historia, del amor de antaño, y quería algo así de real y bonito. Si, él aun creía en las historias de que ahí afuera estaría alguien para él, alguien al cual estuviera atado con un hilo destinado, y esperaría por ello, la paciencia era una de sus cualidades
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Destinados. || KookV
FanfictionTaehyung ya estaba cansado de buscar a su amigo Jimin por el bosque, siempre le hacía lo mismo, escapándose por ver a ese alfa del pueblo vecino que aseguraba era su alma gemela. Más no sabía que ese escurridizo y problemático omega iba a guiarlo ha...