Cuenta Regresiva

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15 minutos para la media noche

La brisa del océano golpeaba su rostro sonriente. Sus ojos estaban cerrados, sus piernas se movían de atrás hacia adelante, parecía un niño cualquiera disfrutando de una bella noche, nadie creería que aquel era un hombre a punto de cometer suicidio y tan solo estaba ahí disfrutando de sus últimos momentos.
Sin embargo no tenía prisa, pues aún faltaban 15 minutos para el fin, para cumplir al menos un poco de aquella fantasía de un hermoso Final.

Osamu Dazai lo había decidido al fin, no había  vuelta atrás y estaba seguro que esta vez no habría falla alguna en su plan, pues justo a su lado un frasco de pastillas para dormir lo aguardaba y el mar frente suyo era la suficientemente profundo.

—Mi único arrepentimiento es que no pude verte de nuevo, pero esta será la definitiva así que no hay porque estar tristes. Moriré en una noche magnífica y flotare hasta el más allá... Un hermoso suicidio~

Sonaba melancólico a pesar de querer demostrar lo contrario, mientras se levantaba para caminar peligrosamente en la orilla de ese puente donde se encontraba con las manos en los bolsillos, tocando por un momento una pequeña cajita que guardaba. No tenía planeado tenerla pero... ¿para qué guardarla? No deseaba que nadie la encontrara y se hiciera preguntas, era mejor llevar hasta el último de sus secretos a la tumba.

—El tiempo parece eterno... -susurró-

Se detuvo un momento recordando sus últimos días, la poca alegría que le quedaba de eso, después de todo esperaba que sus compañeros estuvieran bien y atesoraba aquel último recuerdo juntos.
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Día 24 de diciembre, noche buena.

Querido Santa: Espero que esta vez puedas regalarme un perfecto suicidio doble con una hermosa señorita, pero sino es posible al menos más ideas para arruinar el itinerario de Kunikida-kun...

Por un momento había pensado en dejar aquella carta así como estaba tan solo añadiría un "gracias" y eso sería todo. ¿Qué más daba? De todos modos aquello solo lo hacía por seguirle el juego a Atsushi... Aquella carta dirigida al viejo de rojo en el que nunca creyó solo era un juego que se le había ocurrido al joven albino para sentir el espíritu navideño que jamás pudo tener, aunque parecía que no solo lo había hecho por él mismo sino también para alegrar a la joven Kyoka y Kenji que tampoco habían tenido esa experiencia, en vista de eso Fukuzawa-san les había ordenado a todos escribir sus cartas a Santa y ponerlas en el árbol de navidad antes de irse a descansar, era obvio que el presidente tenía una debilidad con los niños pero era gracioso verlo tan serio mientras dejaba que el lugar se convirtiera en un desastre de adornos y cartas.

Y ahí estaba haciendo chistes malos sobre lo que quería como "regalo" queriendo molestar a sus compañeros cuando la leyeran, pero la sensación de felicidad y calidez que parecía emanaba de todos en ese momento lo hizo detenerse un poco y recordar el pasado... Lo que a él realmente le gustaría.

Todos reían, intentaban ver lo que otros escribían y otros parecían más serios con ello, un momento realmente único que provoco que una sonrisa escapase de sus labios, mientras ese sentimiento lo envolvía obligándole a escribir de nuevo, esta vez de forma más sincera

Si realmente existieras, viejo, solo tendría un cosa que pedirte para este día:

Que Chūya esté a mi lado.

Se supone que siempre nos vigilas así que no tengo que dar todos los detalles pues sabes bien que lo he lastimado lo suficiente para que no quiera verme, a pesar de lo mucho que le juré amarlo en el pasado... Me fui... pero soy tan egoístas que no le me permití olvidarme. Incendie su auto para que el próximo que comprara le trajera el recuerdo constante que gastó por mi culpa... no cambie mi número solo para poder escuchar su voz el mayor tiempo posible, pero... Los recuerdos no bastan, admirarlo de lejos no sirve de nada sí no puedo besarlo... convencerlo que en esos 4 años aprendí a amarlo de verdad... Que lo extraño cada dia... que solo quiero que me perdone y que acepte volver a ser mío... No, más bien que acepte compartir un futuro donde nos pertenezcamos el uno al otro... lo amo tanto que ahora podría olvidar mis planes de suicidio solo por él, pero se que Chūya es orgulloso y que odia que lo utilicen, porque eso cree que fue lo que yo hice; utilizarlo.

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