𝐌𝐲 𝐩𝐞𝐫𝐟𝐞𝐜𝐭 𝐛𝐨𝐬𝐬

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Tomó otro shot del vaso de vodka que tenía en su mano izquierda mientras sentía en su regazo los espasmos físicos del contrario, quien se encontraba apoyando su cabeza sobre sus muslos. Aquella noche le había pedido una dosis doble, porque aparentemente su cerebro había vuelto a jugarle en contra y estaba recordando todo aquello que se obligaba a olvidar a través de esas sustancias que solamente él podía administrarle.

Dejó su mano apoyada en la cabeza de quien sería su jefe, la única persona por quien daría su vida sin dudarlo dos veces, y también si tuviera la oportunidad... Le habría entregado algo más además de esto.

Pero el actual albino, aparentemente continuaba obsesionado con aquel azabache del cual por voluntad propia se había alejado por completo. Aquel que siempre había sido un obstáculo en su camino para poder llegar a Manjiro como realmente quería.

Así que lo único que le quedaba era descargarse de otras formas mientras su mente únicamente reproducía las memorias junto con aquel hombre con quien se encontraba en aquella habitación que funcionaba como dormitorio dentro del edificio principal de la organización.

Seguramente eso era lo que estaría haciendo si hace treinta minutos atrás Manjiro no hubiera solicitado su presencia obligatoriamente en su dormitorio debido al asunto "cuervo blanco", sabiendo perfectamente lo que estas palabras realmente significaban para ellos dos.

Bajó su mirada hacía el rostro de su tan adorado jefe, este tenía los ojos cerrados, seguramente ya encontrándose completamente sumido en los efectos de aquel nuevo producto que él había solicitado. Del cual desconocía sus efectos secundarios, pero que poco importaban.

Contorneó sus labios con la yema de su dedo pulgar, siendo totalmente permitido por quien en sí, ya ni siquiera sentía lo que ocurría a su alrededor.

Dejándolo apoyado en el centro de su labio inferior, acariciando este con suavidad. Para no terminar arruinándole la experiencia de su jefe con aquel viaje por el cual seguramente se encontraba atravesando.

--Con lo fácil que es contratar a alguna puta de tu agrado, ¿Realmente prefieres seguir masturbándote como en la adolescencia? --Lo miró el mayor de los Haitani, teniendo en su mano izquierda un vaso de ron.

--Deja de ofrecerme a tus putas de cuarta. De haber querido una, fácilmente te llamo y ya tendría a dos en cuatro en mi dormitorio, Haitani.

--Solamente las ofrezco porque soy consciente de mi calidad de mujeres... --Sonrió, dejando su mano apoyada en la cintura de una de sus empleadas estrella, quien se encontraba sentada sobre su pierna derecha-- Además de que los constantes atrasos que nos vemos obligados a pasar, debido a que estás en el baño masturbándote a diestra y siniestra, son intolerantes.

--¿Te refieres a tus encargos de tercera de estas últimas tres semanas? Ni tú ni el inútil de tu hermano me necesitan para encargarse de esas ratas. ¿O me dirás que ahora necesitan una niñera que los cuide para que no los maten? --Su tono era evidentemente burlesco, y tras esto, sorbió lo que restaba de la botella de ron a su derecha.

--¿Hablas de los encargos que Sano nos derivó personalmente a Rindô, tu y yo?

Su sonrisa se mantuvo presente, más allá de que la tentación en su interior de empuñar su arma que tenía guardada entre la cintura de su pantalón y abdomen, se había hecho presente en su interior.

Ran por su parte, amplió la propia, llena de soberbia ante esta reacción, sabía perfectamente los hilos a mover para cerrarle la boca a quien tenía delante. Y más precisamente, aquellos que lograban provocarlo.

--Tres años y sigues fantaseando con meter tu pene en el recto de Sano, ¿Uh? --Curvó su ceja, continuando-- Con lo sencillo que es para ti aprovecharte de quien se te pone delante. Es extraño que no se te haya cruzado la idea mientras le suministrabas su dosis diaria.

Drugs || HaruMikey [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora