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Ayer las sábanas se metían en los huecos de mis manos ásperas, me agarraba de ellas como si ahí fuese a encontrarte, respiraba de ellas como si tú aroma se fundiese en mi lado de la cama, volví el rostro hacia ti, hacia donde se suponía que debías de estar para que cada que yo tuviese miedo o ganas de desparramar lágrimas y chorrear sangre tú me detuvieras, pero no estabas ahí, tú nunca estás donde siempre creí encontrarte, tú nunca estás donde yo te siento, tú nunca estás donde quiero que estés, por que tú nunca exististe y yo fui la prueba en carne de tu ausencia en el obscuro y abismal hueco de mi iris, aún no te siento aunque te veo, quiéreme como yo te amo.

SanidadWhere stories live. Discover now