Prólogo.

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Hay momentos en los cuáles la vida es como un ancla cuándo cae al mar, cae, cae y cae.
Y parece que nunca va a salir del agua, pero en el momento que el marinero la sube, todo cambia, el barco queda libre y flota hasta llegar hacia su destino.

Mi padre murió cuando tenía 10 años en un accidente automovilístico, fue una etapa muy dura para mi. No era un bebe, el cuál no sabe lo que sucede, ni era un adolescente, que sabe que sucede y acepta y entiende lo que pasa. Era un niño, alguien inmaduro, el cuál entendía lo que pasaba, pero no aceptaba lo que sucedía, creía que la muerte de mi papá había sido por mi culpa y no lo superaba.

Recuerdo que todas las tardes, iba con mi papá a mirar los atardeceres desde el techo de la casa, no era un lugar lindo, pero lo que era hermoso era lo que veíamos, desde el día de la muerte de mi padre hasta ahora que soy un universitario de 20 años veo todos los días los atardeceres solo.

Las personas que me conocen, dicen que soy una persona, alegre, amable y carismática.
Lo cuál es verdad, pero nadie sabe de la tristeza que llevo en mi corazón.

Ahora, lo más importante de mi vida son mi madre, mi abuelita y los atardeceres, los cuáles atesoro como los mayores recuerdos que tengo sobre mi padre.

Ocaso.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora