Parte 3

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INFANCIA

MI INFANCIA fue buena, con mi hermano Nick, mi madre Mary y mi padre Erick. En mayoría me la pasaba ojeando libros por la biblioteca o escuchando música. 

Desde que aprendí a leer; mi lugar seguro es la biblioteca.

 Siempre que me quería esconder de mis padres para no ir a fiestas, me arrimaba en una esquina y leía en silencio para no ser descubierto. Cuando digo fiestas, no se esperen una hermosa fiesta juvenil con muchachas bailando con vestidos ligeros pero hermosos. Cuando digo fiestas me refiero a esas aburridas en las que te las pasas sentado viendo a las duquesas con sus vestidos gigantes, tomando vino. Nick me enseño a tocar piano y algunas cosas de enfermería, el es doctor. Una vez, mi madre se enfermo de una gripe y todos creimos que se iba a ir, yo llore pensando que iba a ser la ultima vez que veía a mi bonita mamá; con su pelo negro azabache como en mio, largo y sedoso, con sus bonitas pecas que resaltaban por sus pomulos rojizos por la gripe y temperatura. Sus ojos negros como los mios y esa hermosa sonrisa calida que siempre mostraba. Esa sonrisa de cuando tenias un mal dia y ella te acariciaba la espalda y el cabello diciéndote que todo saldría bien. Nick la salvó, y adore como un dios a mi hermano, el me dijo que la única forma que aceptaría que yo le agradezca sería si me volviera un científico famoso. Y aquí estoy, En el castillo de víctor Frankenstein, ayudando a experimentar y subir mis conocimientos.


PRIMER RECUERDO.


Cuando llegue aquí fue algo complicado, traje varios baúles y fue un viaje de muchos días, desde Bucarest a ingolstadt. Ahí fue cuando ví por primera vez a leyre 

Oh Leyre, una bella muchacha de cabello castaño claro y ojos cafés chocolate, podría pasar horas y horas admirando sus hermosos ojitos cafés. Tiene unas manos finas y su piel parece porcelana, a veces se se sujeta su corto cabello con cintas de color amarillo y los mechones rebeldes caen sobre su frente y mejillas. 

A veces Víctor nos ponía a arreglar los minerales de su vitrina, Ella me ayudaba a colocar las piedras preciosas de Víctor y ponerlas en orden ¡Leyre tenía un gran conocimiento sobre minerales!  Le gusta profundizar sobre las cuestiones difíciles de la ciencia. ¡Que hermosos momentos pasé junto a esa castañita estudiando juntos y cómo envidiaba yo la suerte de esas piedras inertes que ella manejaba con sus encantadoras manos!. Después, cuando nos tocaba comer, salíamos solo nosotros dos, ygor se encargaba de decirle a la señora Ingrid; la cocinera, que habíamos ido a los mercados, pasábamos por los puestos de los vendedores hasta llegar a la pequeña tienda de el señor Alastor, ahí tomábamos la comida y paseabamos tomados de la mano hasta llegar a el bosque con nieve, durante el camino yo contaba historias y chistes y ella reía de buena gana, ooh, el sonido de su dulce risa, luego de comer y saludar a los ciervos y búhos del bosque solíamos recoger la basura y regresar haciendo carreritas para ver quién llegaba primero al castillo. A veces los habitantes del pueblo nos veían con una sonrisa o simplemente murmuraban "Chiflados" sin embargo nunca nos importó lo que pensaban esos cascarrabias. Esos buenos momentos acabaron cuando Víctor comenzó a ver una sonrisa en el rostro de Ley, nos dijo que ya habíamos acabado con la tarea y nos mandó a hacer diferentes cosas, a mí a ayudarlo a experimentar con cadáveres de pobres animalitos y a Leyre la mandaba a cuidar a Totó junto a Ygor 

Hay un recuerdo de una plática que siempre que recuerdo, me hace sacar una sonrisa 

«—¿Sabes? A veces Víctor me recuerda a los demonios de Tasmania, es taaaan gruñón que parece uno de esos— habló la femenina dando vueltas sobre su eje mientras Finn caminaba a su lado, el azabache río por la comparación

—No deberíamos de decir eso sobre Víctor porque es capaz de escucharnos y lanzarnos a la calle— el azabache terminó de reír para soltar sus palabras, leyre volteó confundida a verlo 

—¿Y que hará, eh? ¿Nos mostrará los dientes y luego hará un "CuuUuUiiiii" cómo los cosos esos?— ella imitó el sonido haciendo un ruido raro por la garganta, similar al grito distorsionado de un niño, o un cerdo, logrando que los dos rompan a carcajadas por el sonidito cómico»


INTERRUPCIÓN NÚMERO 2


La Niña nos llamó a comer. Cómo la señora Ingrid está enferma de gripe, dejó a la Niña y a Leyre a cargo de la cocina pero la niña no quiere que leyre se acerque a la cocina, porque según ella, leyre no sabe cocinar 

Hace prácticamente tres días que vivimos como el clavel de aire y a sopa de agua y emparedado de viento. Hoy había guisado de alcachofas; estaban tan viejas que largaron una especie de fermento y totó se emborrachó. Víctor se enojó y le dió vuelta a la mesa y se rompió la vajilla. Salvo su plato, que es de porcelana, y su copa de cristal, la vajilla del servicio no se rompió porque es de madera y arcilla. Desde que la cocinera enfermó Víctor ha condescendido a comer con todos nosotros. Cualquiera diría que estamos contentos pero en realidad todos sufrimos como condenados. Nada de apoyar los codos en la mesa, ni de sorber el caldo con ruido, ni hablar con la boca llena, ni comentar "Esto es asqueroso", ni de dejar la hogaza de pan dada la vuelta, ni derramar una pizca de sal, ni contar chistes cómo suele hacer el cochero cuando come con nosotros. Comer en silencio y cabizbajo, como quien va queriendo recibir la bendición de un cura. También debemos de hacer una acción de gracias por la comida. Pero he aquí que no agradecemos a Dios como cualquier mortal, sino a la respiración, al caos y al aire, dioses que admiten una sutil variante en su composición y es la siguiente: la lengua, el caos y las nubes. Víctor es ateo, el dice que como un sabio de la antigüedad, solo cree en esas deidades. Víctor es demasiado ignorante. No suele admitir que no acepta que andén discutiendole los conceptos , se cree muy sabio. La verdad es que no se trataba de un sabio de la antigüedad el que creó estos dioses, si no de un comediógrafo. Este escritor de comedias se burlaba del sabio nadamás, y el imbécil de Víctor creyó que hablaba en serio, el no tiene ni la más mínima pizca de sentido del humor. Apenas ve asomar una sonrisa por ahí que no sea convocada por él y ya anda amenzando con azotes.

Ayer comimos alitas de pato asadas, y estaban tan bien asadas que no se podían distinguir entre el carbón y las alitas que había en el plato, pero solo hoy Víctor montó en cólera y volteó la mesa, y se fue al pueblo en su caballo blanco, justo cuando Ygor estaba mandando a ensillar el coche cuando Víctor lo miró y dijo "—Ustedes, hagan ayuno."

Y la verdad es que todos alabamos las virtudes cristianas del ayuno pero sería mucho mejor si dios nos manda a la señora Ingrid sana para dejar de agitar una orquesta en el estómago



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⏰ Última actualización: Jan 26, 2022 ⏰

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