CRINGE ୨୧ ﹫ H͟u͟g ㅤ🫂 ·

Hug

Ahí estaban, dos chicos, uno desangrándose en los brazos del otro, y este rogándole que no se valla, ¿Como habían llegado a este punto? ¿Cómo fue que uno estaba viendo su vida pasar adelante suyo y el otro simplemente le gritaba como si estuviese enojado que no lo dejara?

. . .

Era una tarde cualquiera, un chico rubio llamado Miguel Bernal Exe, cual prefería que lo llamarán "Exe", de 28 años, estaba paseando por el parque como se le hacía de costumbre, ya que siempre estaba muy estresado por su trabajo como recepcionista, solo que esta vez se encontraría con alguien que cambiaria su vida.

El rubio se choca con alguien ─ ¡Oye! Fíjate por donde caminas.

── ¡Lo lamentó señor! Es que estoy algo apurado.

── Ve más despacio, que haci te vas a chocar con toda la ciudad.

── Jaja, lo lamentó.

── Soy Miguel, pero dime Exe ─ le extendió su mano.

── Javier, un gusto ─ dijo dándole la mano al contrario.

Y haci empezó una pequeña amistad, ambos chicos siempre se encontraban los domingos, que eran los días que tenían libres, a las 3 y media pm (15:30) para charlar y pasar el rato, y en la semana, pues solo se cruzaban por las calles, cada día se volvían más y más cercanos, al punto de ser mejores amigos. Ninguno de los dos había tenido una amistad en años, haci que les gustaba la compañía del otro.

── Jaja, oye, ¿hoy tienes la tarde libre? ─ pregunto el azabache.

── Em, claro ¿Por?

── Pues, me preguntaba si quieres venir hoy a mi casa

── Em, Claro ¿Por qué no?

── Solo te aviso que vivo solo haci que está medio desordenado, además, tengo dos gatos.

── Odio a los gatos.

── Oh em...

── Tranquilo, iré igual.

── Ah bueno ─ dijo aliviado parándose de la banca ─ ¿Vamos?

── Vamos ─ respondió el rubio.

Luego de llegar a la casa, bueno, departamento, del azabache, este le ofreció algo para tomar a lo que el Rubio le negó.

── Entonces... ¿Vives solo?

── Si... Mi novia me dejó hace unos años.

── Oh, lo lamentó.

── No te preocupes, ya está todo bien con ella, ven siéntate.

── De acuerdo.

── Oye, nunca me dijiste tú edad ni tu trabajo.

── O eso, bueno, tengo 28 años y trabajo de recepcionista, allá en villa negra ¿Y vos?

── ¿Yo? Bueno, tengo 24 años y trabajo de camarero en el restaurante « Estrellitas »