|Avisar de errores ortográficos, por favor|
Lea
Terminé de vestirme luego de salir de la ducha y me dirigí a mi habitación. En un bolso guardé mis tarjetas de crédito, mi identificación, dinero, mi celular mi perfume, mi desodorante y un labial rosa palo. Traté de disimular los chupones de Bruno en mi cuello con un poco de base y había funcionado.
Sé que a ninguno de mis chicos les gustará la forma en la que me vestí, pero es mi cuerpo y yo decido qué me pongo y qué no. Hoy en día hay muchos casos de violaciones, y lo primero que dicen los hombres para justificarse es: "Se visten como se visten, y pasa lo que pasa".
El derecho de decidir cómo nos vestimos no tiene nada que ver con el respeto que merecemos, ambas son cosas muy diferentes. Podemos vestirnos como queramos y aun así debemos recibir el mismo respeto. Que no nos digan nunca que ropa debemos llevar, mejor que le digan a los agresores que no violen.
Lamentablemente hoy en día tienes que cuidar hasta lo que vistes y por dónde caminas. Un día puedes salir tranquilamente de tu casa y nunca llegar. Aun teniendo ropa abrigada y que nos cubre el cuerpo, pasas por una calle y ya te gritan cosas obscenas.
La ropa nunca fue el problema, el problema es de ésta sociedad abusiva y enferma que ve a las mujeres como objeto y en varias ocasiones nos tratan como tal.
(...)
Bruno y Dante tuvieron que viajar a otra ciudad por motivos de trabajo y regresarán hoy en la noche o quizá en la madrugada. Hicimos una pequeña vídeo-llamada para despedirnos y yo quedé de ir a buscar a Lucca a la empresa.
Estacioné mi auto en el estacionamiento de la empresa y me adentré a ésta misma. Los guardias me dejaron pasar inmediatamente y emprendí camino hacia la oficina de Lucca. En el camino choqué con un fuerte pecho, no tanto como el de mis chicos, y perdí el equilibrio.
Las manos del chico frente a mí fueron a parar en mi cintura y me ayudó a estabilizarme correctamente. Lo detallé completamente y debía admitir que era un chico apuesto.
Su cabello era castaño, sus ojos eran negros, sus labios eran gruesos y varias pecas adornaban sus mejillas y el puente de su nariz. Era delgado pero a simple vista se veía que el chico se ejercitaba.
-Lo siento, no te vi- se disculpó aún con sus manos en mi cintura.
-Descuida, tampoco te vi- le di una sonrisa incomoda y me aparté un poco de él.
-¿Te encuentras bien? ¿Puedo ayudarte en algo?- no me pasó desapercibida la forma en la que miraba mis senos.
Rodeé mis ojos y coloqué mis manos en su pecho para alejarlo de mí.
-No, gracias- sonreí incomoda y él entrecerró sus ojos.
-¿Crees que pueda invitarte un helado o un café?- cruzó sus brazos encima de su pecho, logrando que sus brazos se tensasen y se notaran más sus músculos.
ESTÁS LEYENDO
Lea [SUSPENDIDA]
RomanceLea es una doctora de veinticuatro años. Es una chica que no cree en el amor ya que siempre tuvo malas experiencias en todas sus relaciones, pero hubo una que la marcó profundamente. Los D'Angelo al verla supieron que ella sería su mujer. Están disp...