El principio de la exploración

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Buenas, me llamo Inopinatus, soy el explorador mas destacado del reino de Shif. Últimamente he triunfado mucho en las investigaciones sobre especies rurales y el rey me ha pedido una reunión en persona para hablar sobre mi carrera laboral. 

(Después de hacer un largo camino hacia el palacio real, dos guardias me revisaron y abrieron una gran puerto con logos de especies que, por alguna extraña razón, no conocía)                             

¡El castillo es increíblemente grande! Mi casa solo consiste de algunas habitaciones, estando la mayoría de ellas ocupadas por mis estudios y todo el papeleo que necesito realizar. Las paredes de este enorme palacio parecen hechas del marfil mas puro que existe en la tierra. Su suelo es de un marfil completamente blanco indistintamente de las paredes, estos presentaban unas formas similares a roturas como pequeñas piedras dentro de estas. Conforme fui caminando, alcance la sala del trono. Una pequeña cosa que me sorprendió fue el hecho de que no dispusiesen de guías para sus invitados, pero decidí no darle mucha importancia a asunto.

La sala del trono era incluso mas ostentosa que todo el castillo que pude observar anteriormente. El rey me esperaba sentado en un gran trono del cual, dos grandes cornamentas sobresalían de la parte superior, sosteniendo su corona. Los reposabrazos eran de una piel roja que transmitía una sensación de comodidad inconcebible al solo mirarla. Los pies de este trono eran de un bello color carbón y representaban los pies de las bestias mas peligrosas narradas en cuentos: Dragones, Krakens, Minotauros y Gorgonas. Su majestad me miro fijamente y en cuanto pude ver su mirada me arrodille, en símbolo de respeto. Tenia un cuerpo robusto, que compensaba su escasa estatura.  Su vestimenta estaba poco cuidada, pareciendo que había escogido cada prenda al azar de su alacena. Su cara, limpia estaba de la presencia de cualquier barba o bigote y sus ojos imponían respeto con solo una mirada. 

El se acerco poco a poco hacia mi persona, y una vez estuve a un palmo de mi cuerpo, dijo con una voz grave:

-No hace falta que usted tenga tal respeto hacia mí, joven aventurero. Puede levantarse y tomar asiento.

-Gracias por su caballerosidad mi rey.

-Puedes llamarme Dédalo, como he dicho antes, puedes conservar tus modales ante mí.

-Gracias por su amabilidad Dédalo,  yo soy Inopinatus, el actual mejor explorador del reino.

-Ya conozco esa información de antemano joven, quería proponerte un trabajo digno de las cualidades que el pueblo dice que tienes. 

-¿De qué tipo de trabajo estaríamos hablando?

-Como sabes, las únicas tierras seguras son las que este reino delimita, de ahí que solo nos enfoquemos en el estudio de especies locales. He pensado que tú podrías ser capaz de salir de estas barreras, ser el explorador que nos haga ver como es el mundo ahí fuera.

-¿Y crees que yo tengo las habilidades suficientes como para sobrevivir en ese mundo tan peligroso? 

-Ya he tenido eso en cuenta joven. 

-¿Y como solucionaras el problema de mí fuerza? Mis habilidades podrían hacer buenos informes, pero dudo que pueda matar a una gran bestia.

-En la corte, tenemos a uno de los mejores magos que he podido conocer a lo largo del globo, él te dará y explicará lo necesario como para que ninguna bestia te sea rival. Tu entrenamiento no será largo, por lo que tu misión no se aplazará mucho. Como ya sabrás, en este mundo hay ciertas personas que nacen con cierta habilidad especial en su alma, estas personas se denominan "bendecidas", y tienen una habilidad que tuvo un poderoso dios en sus días.

-¿Está suponiendo que yo soy un bendecido? 

-No tengo ninguna prueba, pero tus increíbles habilidades me hacen pensar que estas bendecido con la habilidad de algún dios poderoso. ¿Estarías dispuesto a aceptar esta misión?

La idea del rey me tentó bastante. Revisar una y otra vez las mismas especies locales acaba aburriendo a uno la verdad. Por otra parte, lo peligrosa que seria esta misión no se puede describir. Supongo que es mejor arriesgarse un poco para poder avanzar en mis investigaciones, ¡Qué otra persona inspeccione las heces de los caballos para ver si hay algún parasito desconocido!

Después de este corto pensamiento, respondí al rey con un rotundo "SÍ", esperando ver cual era mi supuesta bendición. Posteriormente, el rey me dio una habitación para que descansase allí, puesto que mañana seria la prueba. Me aseguró que me traería todos mis escritos y me proporcionaría los materiales mas adecuados para la misión una vez que el mago me evaluase. Al ver que tendría todo solucionado, me dispuse a dormir, pensando en todas las aventuras que tendría.



La vida de un explorador inexpertoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora