O2.

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el omega estaba dormido en el pecho de su alfa, enredando sus brazos en su cuello y asomando su cabecita en el hueco que había entre éste y el hombro de él. mientras tanto, chan tenía posicionado sus brazos entre la pequeña y fina cintura de minho, disfrutando su cercanía.

hoy pensaba en que, cuando llegara la madre del omega y su propia mamá -ya que eran amigas-, le pediría quedarse en la casa de minho, para descubrir las actividades que entretenían al omega y quizás armar algunos planes con la señorita lee; quizás ir al cine o alguna feria, ya que sabía que a minho le gustaban esas cosas. pero él quería llegar más lejos; saber las cosas que al omega no le contaba a cualquiera por vergüenza, saber sus gustos más raros, afirmar su teoría de que a el omega le encantaban las caricias que le brindaba por las tardes en su jardín.

pudo divisar a dos chicas mayores, caminando en su dirección y sonriendo enternecidas ante la escena de sus dos hijitos brindándose cariño, pues, el enamoramiento del alfa no pasa desapercibido ante las mamás. reconocían que los dos eran niños, pero, mientras que los dos estén cómodos y seguros de lo que sienten, no tienen ningún problema ante su relación amorosa, que, claro está, no parece quedar en una simple amistad.

las mamás saludaron a los dos niños. por más de que el omega estaba profundamente dormido, la mamá de éste lo cargo en sus brazos y le dió un merecido "muchas gracias, cariño".

justo cuando chan le estaba por pedir a su mamá ir a quedarse a dormir en la casa de minho, ésta habló primero.

"¿quieres ir a quedarte con minho, verdad?" preguntó, con una sonrisa juguetona.

"¡es mi omega! debo cuidarlo mucho..." exclamó el alfa con un puchero.

"bien, tranquilo. puedes ir" dijo su mamá, acariciando su cabecita. "pero, primero iremos a buscarte ropa para dormir a la casa, porque no pienses que dormirás con eso" agregó.

"está bien, mami..." respondió chan, mostrando su característica sonrisa con hoyuelos.

𝗮𝗹𝗽𝗵𝗮,  𝖻𝖺𝗇𝗀𝗂𝗇𝗁𝗈.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora