Sus ojos se abren lentamente para ver el resultado de la prueba, su mirada se queda fija sobre el pequeño artilugio que sostiene en sus manos, el rostro le cambia mientras enfoca la mirada en su esposa
— Negativo —susurra, un fuerte suspiro escapa de los labios de Rebeca
— La prueba debe estar dañada —suelta ella y toma la otra en sus manos, sus ojos se vuelven acuosos y su corazón se rompe en pequeños pedazos al ver que la otra prueba pone la palabra negativo en letra negra, observa a su esposo y niega con la cabeza porque no es capaz de hablar. El da un par de pasos y la abraza con ternura
— Otra vez será —dice con un nudo en la garganta y con unas ganas tremendas de llorar, pero en ese momento debe brindarle apoyo a su esposa, acaricia y besa su cabeza una y otra vez y sin poder contenerse algunas lágrimas escapan de sus ojos, las limpia con prontitud para que Rebeca no las note.
Por algunos minutos se quedan allí abrazados en medio del baño hasta que el llanto de ella cede, el apetito de ambos ha salido corriendo y se ha lanzado desde el piso cincuenta de algún edificio, se recuestan en su cama abrazados, en un silencio prolongado, cuando la respiración de su esposa se siente pesada indicando que se ha quedado dormida, la acomoda sobre su almohada, baja de la cama y le quita los zapatos, la cubre con el edredón, apaga la luz y regresa al comedor para retirar los platos y la ensalada que habían dejado a medio comer, lleva todo a la cocina y se encarga de dejar todo limpio, regresa al cuarto decide ducharse y después se mete a la cama, abraza a su esposa y se deja llevar por el sueño.
En cuanto los primeros rayos de sol se cuelan por la ventana, Rebeca abre sus ojos e intenta levantarse entonces nota que aún lleva puesto el vestido de la noche anterior inmediatamente los amargos recuerdos llegan a su cabeza, se niega a estar triste por ello y se apresura a ir al baño al recordar que la noche anterior habían dejado todo tirado en la cocina, se detiene en la sala para pasar la página en el calendario de navidad, que ahora muestra que faltan 17 días para navidad.
Descubre que todo está impecablemente limpio "bendito el esposo que se gasta" —pensó. Al mirar por la ventana puede ver las gotas de agua rodar por las plantas evidenciando el frío que debe sentirse afuera, enciende la estufa y pone una olla con agua, especias y cacao en polvo para preparar un poco de chocolate, al mismo tiempo prepara la moderna cafetera y busca algunos huevos y vegetales para preparar un omelette y tostadas de pan. Sonríe cuando siente a su esposo envolverla con sus fuertes brazos.
— ¡Buenos días, hermosa!
— ¡Buenos días, mi vida! El desayuno ya está listo
— ¡Maravilloso! muero de hambre —juntos colocan todo en la isla de la cocina y se sientan a desayunar, el observa como su esposa apenas prueba lo que se ha servido en su plato — Hermosa, tienes que comer, anoche ni siquiera terminamos de cenar
— Lo sé, pero es que no tengo apetito, no entiendo ¿Qué es lo que pasó? Tengo todos los síntomas de un embarazo y las dos pruebas dieron negativa, iré a ver a mi doctora llamaré para hacer una cita para esta misma tarde
— Creo que es lo más conveniente, avísame la hora y te acompaño —Rebeca asiente con la cabeza y hace un esfuerzo por comer lo que menos quiere es preocupar a Ashton.
Esa misma tarde juntos visitaron a la doctora White, ella les explicó que esto es común en mujeres que anhelan quedar embarazadas, también les habló de la delgada línea entre desearlo y obsesionarse, en ese caso podría crear un embarazo psicológico y por ello le pidió que trate de estar relajada y que busque actividades que la mantengan entretenida.
Esa misma noche al quitarse la ropa en el baño, allí estaba restregándole en la cara que no sería madre la evidencia que su periodo ya estaba de visita, entró bajo la cascada de agua y dejo correr sus lágrimas, la sensación de añoranza la sobrepasaba, se abrazó el vientre y lloro hasta que escucho la voz de Ashton informando que había llegado a casa. Esa navidad no fue feliz como las anteriores, tanto ella como su esposo deseaban ser padres y su hermana anuncio durante la cena de navidad que estaba esperando su primer hijo, ambos la felicitaron, estaba feliz por su hermana, pero en el fondo de sus corazones se sentía triste porque eso es lo que ella deseaba con todo su ser.
Un año se cumplió desde que dejó los anticonceptivos y seguía sin embarazarse, tras una nueva consulta con su doctora esta le ha pedido realizarse ciertos procesos para detectar si existe algún problema que les impida concebir. Ashton también debía realizar varios análisis de sangre y un espermograma, este es una prueba simple por lo que después de ellos se marcha a su trabajo y continúa con su día. Los resultados estuvieron listos una semana después, estos salieron con los valores adecuados por lo que solo restaba realizar pruebas a Rebeca, primero se realizó toda la analítica pertinente y continuaron practicándole una histrosalpingafia para ver si sus trompas están bien, lastimosamente durante el estudio se percataron que ahí estaba el problemas tanto su trompa derecha como la izquierda estaban cerradas y por ello de inmediato programaron una cirugía para ver las condiciones reales y así poder destaparlas de ser posible.
Luego de dos semanas todo estaba listo para que Rebeca entrara al quirófano de manos de la doctora White, le realizaron una Laparoscopia Pélvica, un proceso ambulatorio que se realiza con anestesia general por lo que estuvo dormida durante la operación y después de un par de horas en observación en la sala de recuperación podrá marcharse a casa. Se supone que el proceso solo tardaría unos treinta minutos, ya pasaba más de una hora y aun no tenían ninguna noticia sobre ella, los nervios de Ashton y la madre de Rebeca se habían disparado por la falta de noticias, casi dos horas después la doctora White atravesó las puertas dobles del quirófano con el rostro compungido.
— Al fin sale, por favor, dígame ¿Cómo está mi esposa? Nadie aquí ha querido decirme nada ¿Por que tardaron tanto?
— Señor King, lo siento pero hubo complicaciones, hice todo lo que estaba en mis manos, pero la señora King nunca podrá embarazarse.
***
¿Alguien llorando por aquí? ando regalando pañuelos por si a acaso, la vida no siempre es justa, pero toca vivirla.
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Un regalo en Navidad
Short StoryRelato corto de navidad, lleno de romance, drama y esperanza. Conoce la historia de Ashton y Rebeca. Y ¡Que viva la magia de la navidad! Todos los derechos reservados.