Único

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🐈

La lluvia caía tan tupida, que apenas se podía ver algo más delante de él. Con la esperanza de salvaguardar su calor corporal, se abrazó a sí mismo, pues había sido obstinado y no había sacado un paraguas y la lluvia estaba tan helada que la piel expuesta al agua parecía que era acuchillada por miles de filos.

Corriendo con prisa por llegar a su piso, en el cual le esperarían una agradable ducha y ramen caliente, Yoongi corrió a todo lo que daban sus piernas.

Cuando pasó junto al parque, decidió esconderse bajo un árbol, pues parecía que estaban tirando el agua con un balde; el fuerte repiqueteo llenaba todo de un característico sonido, el aroma de tierra mojada se alzó y pareció que todo el mundo se empañó.

-Eish...-regañó cuando sus dientes empezaron a castañear, su pelo negro goteaba sobre su rostro empapado, sin embardo, aun cuando el atronador rugido de la lluvia parecia ahogar cada sonido de la ciudad, el desgarrador llanto de un gatito le hizo saltar del espanto -Jodida mierda. -el chico se volvió, buscando la fuente de aquel estridente chillido -¿Dónde estás? -dijo enfocando sus ojos, tratando de distinguir algo; rodeó el tronco del árbol y ahí lo encontró. Dentro de una caja oscura de humedad, con algunos papeles de periodico dentro, estaba el diminuto cuerpito de un gatito de muchos colores. -Hola cosita diminuta...-le dijo acercándose, no obstante, se asustó hasta la muerte cuando vio lo quieto que estaba, su pelaje empapado y respiración agitada, le decían que seguramente había chillado con la última fuerza que le quedaba. -Mierda. -Yoongi se apresuró a tomar al diminuto animal, abrir su chaqueta impermeable y arroparlo.

Con el corazón acelerado, Yoongi no reparó en la lluvia cuando empezó a correr con la urgencia de llegar a casa y tratar de salvar al gatito, quien no se movía, solo respiraba.

-Aguanta, pequeñín. -le rogó en medio de su carrera.

Cuando llegó a su departamento, pateó sus zapatos y dejó caer descuidadamente su maletín, trasladándose al cuarto de baño, sacó una toalla y dejó al gatito, al cual empezó a frotar para escurrir el exceso de agua.

Cuando se vio más seco, se apresuró a llegar a su cuarto y conectar la manta eléctrica, donde dejó al gatito envuelto en una toalla pequeña y seca.

El ruido del goteo que producía su ropa mojada en su piso, le dijo que él debía apresurarse en secarse o no podría escapar del resfriado. Trasladándose nuevamente al cuarto de baño, se desnudó con premura, tironeando la ropa que se había adherido a su cuerpo delgado. Dándose la ducha más rápida de su vida, lo suficiente como para entrar en calor nuevamente, se secó y puso pijama, corriendo a ver al gatito.

Con algo de temor desenvolvió la toalla y miró al pequeño, rogando que siguiera respirando.

Un suspiro aliviado dejó sus labios cuando vio que ahora estaba completamente seco y tibio, su respiración no era tan agitada.

-Bien...supongo que ahora vendría alimentarte...-dijo en tanto le devolvía a su lugar en la manta tibia -¿Qué jodidos come un gatito tan chiquitito como tu? ¿tienes dientes siquiera? -le preguntó como si le fuera a responder. Caminando de vuelta a donde dejó su maletín, rebuscó su móvil y sonrió un poco, pues el aparato le había costado bastante, pero el "aprueba de agua" al fin se hacía valer. Caminó unos cuantos pasos hasta su cocina y puso el hervidor antes de volver con el gatito en tanto deslizaba su dedo por la pantalla del móvil para buscar lo que le podría dar al gatito, decantándose por leche sin lactosa, sintiéndose bendecido por una vez en la vida al ser intolerante a la lactosa, o estaría perdido y tendría que haber vuelto a salir para conseguir algo para el pequeñito recién llegado.

De quién es el gato《YM》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora