00 - 𝙲𝚘𝚖𝚒𝚎𝚗𝚣𝚘:

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Dicen por ahí que las buenas historias se comienzan por aquel factor que hace que la historia tome un giro y comience la gran hazaña, sin embargo aún cuando me gustaría comenzar esta historia por el principio, no me es posible

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Dicen por ahí que las buenas historias se comienzan por aquel factor que hace que la historia tome un giro y comience la gran hazaña, sin embargo aún cuando me gustaría comenzar esta historia por el principio, no me es posible.

Podríamos comenzar esta historia con el típico "erase una vez" pero es que no era se una vez... esto va mas haya de esa peculiar frase que es la adecuada para comenzar con historias, esta historia le queda corta al típico "era se una vez", pero dejare que juntos descubramos el porque.

Comenzaremos por el final o, por lo pronto, por lo que todos creyeron, que era el final.

Al abrir los ojos una luz blanca recibió a el chico pálido encandilando al joven por unos instantes, haciendo que sus ojos gatunos se entrecerrando un poco, miro el lugar con miedo, no sabía dónde estaba, que hacía ahí o el porque había llegado, la bella habitación de un hospital lo recibió y entonces comprendió que estaba enfermo ¿Eso era lo que tenías cuando ibas al hospital no es así? Debía estar enfermo si es que estaba en uno, al menos eso pensaba, su cabeza giraba y no era muy consciente de lo que sucedía.

Confundido se dio cuánta que lo único que tenía conectado a su cuerpo era aquella molesta máquina que soltaba un sonido irritante al ritmo de sus latidos y un suero inyectado en su muñeca con un catéter, estaba solo y por curiosidad se levantó de la cama con cuidado ¿Debía llamar a alguien? no sabia que hacer y aunque nada le dolía, sus piernas y cuerpo entero estaban algo entumidos.

El joven estaba lleno de preguntas sin respuesta, no entendía nada y el olor a menta que se emanaba en la habitación convidando con aquel típico aroma a medicamento lo mareaba al punto de querer vomitar, no fue hasta que la puerta de la habitación se abrió cuando su martirio termino, era un alfa, podía verlo, podía sentirlo en su caminar, en su expresión en su simple porte, no sabía cómo pero era consciente de ello, tampoco sabia como era que sabia que era un alfa, solo lo sabia y ya, aunque no sabia si el mismo era un omega, o tal vez un beta, de nuevo todo era confuso.

-Joven Lee... Está despierto.- hablo con una voz gruesa que lo hizo encogerse en su lugar.

La cara de desconcierto y salvación en el rostro de lo que parecía el doctor le hizo pensar que tal vez era algo más que un doctor para el pero no lo sabia, no tenía ni la más remota idea.

- ¿me habla a mi? - la voz del chico salió por si sola, asustada y sorprendida, escuchar el eco de aquella voz en la habitación le hizo pensar seriamente, si aquella voz ronca y aterciopelada era la propia.

Y entonces, reaccionó, había estado analizando la situación, buscando entre sus recuerdos algo que le hiciera saber que hacía ahí pero no había nada, absolutamente nada, era como un cascarón vacío, no tenía recuerdos, no sabía quién era, no sabía que hacía ahí, no sabía absolutamente nada.

Y aquello le aterro.

Su respiración comenzó a fallar en un ataque de pánico, uno auténtico, su frente se lleno de sudor, sus manos temblaban y un dolor fuerte se poso en su pecho, incluso llegó a pensar que era un paro cardíaco, el doctor se acercó a el y le hablo nuevamente por aquel apellido, Lee ¿quien demonios era ese? se cuestiono mentalmente en medio de su agonía, quiso cuestionarlo más pero las palabras no salían de sus labios, pronto todo se torno más confuso y con un pinchazo en su hombro derecho fue perdiendo el conocimiento, nuevamente.

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⏰ Última actualización: Oct 15, 2023 ⏰

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