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El azabache estaba sentado en la sala de esperas del hospital, su madre le había dicho que espere ahí ya que está iba a ver cómo se encontraba una de sus tías, la cuál estaba enferma.

Bufó pesadamente, se levantó del asiento y camino por los pasillos buscando la salida, el olor a alcohol inundaba sus fosas nasales, haciendo que se mareé en el camino, estaba aburrido así que iba a esperar a su madre en el auto, ahí tenía guardado un manga que leer, y su mamá seguramente sabría que estaba en el auto.

El único problema era que no sabía dónde estaba la salida, habían muchas puertas, personas y objetos que iban llevados de un lugar a otro, por algo su mamá le dijo que espere ahí.

Maldició internamente por no haberse quedado sentado en ese bendita silla, ahora a había perdido por idiota.

Caminó algunos minutos sin saber bien a dónde y pronto fue a dar en una especie de callejón sin salida que daba hacía una puerta grande.

"la curiosidad mató al gato pero murió sabiendo."

El muchacho de diez años entró al lugar, se fijo que solo era una división que daba a una especie de cuarto por donde entrabas a otros lugares , sí, había mas o menos 10 puertas, cada una con un destino totalmente distinto al anterior, iba a darse la vuelta e irse pero entonces unos pequeños estornudos llamaron su atención.

Se asomó a la puerta 31 y fue entonces que vio adentro a un niño azabache, parecía estar solo, acostado en la camilla con muchos cables y vías para suero medicinales que estaban conectados a su pequeño cuerpo, el cuál keisuke deducía que era menor o de su edad.

decidió entrar algo desconfiado.

— hola...

el niño el cual estaba en la camilla pareció sorprenderse que de repente y con tanta naturalidad un desconocido entrará a su habitación.

pensó que tal vez ese niño venía a burlarse por su estúpido estado de salud, el cual odiaba, era un lugar deprimente para él, un lugar que no le gustaba, pero un lugar en el cuál estaba obligado a estar.

— Hola —murmuró con seriedad, mientras se movía algo incómodo de la camilla. — ¿Qué necesitas?

Baji el cual estaba en la entrada de la habitación se rascó la nuca nervioso. — es que te escuché estornudando y me asome, estamos en épocas de cerezo, el polen te puede estar afectando. — Señaló la ventana abierta la cual estaba algo cerca de la camilla.

El de orbes dorados miró hacia la ventana e hizo un pequeño resoplido.

Al parecer era por eso que estuvo estornudando toda la maldita mañana.

—¿podrías cerrarla? — Pidió avergonzado, keisuke asintió entrando por completo a la habitación y cerrando la ventana.

— Gracias, ahora estoy algo solo así que fuiste de gran ayuda.

— ¿y tus padres?

Keisuke notó como el niño se removió nuevamente incómodo.

— Solo tengo mamá pero ella está que trabaja, así que no puede visitarme muy seguido...

El azabache se maldició a sí mismo por ser tan preguntón.

— Perdona...

El muchacho miró a baji y sonrió levemente, el pelinegro lo miró confundido.

— Tranquilo, estoy acostumbrado a estar solo en este lugar. — explicó tranquilamente haciendo que baji sienta tristeza escuchar decir eso del pelinegro.

In another life Donde viven las historias. Descúbrelo ahora