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Cómo siempre el azabache se encontraba ahí, haciendo sonreir al chico que estaba en la camilla. Cuando había llegado Tora se encontraba sollozando, al parecer últimamente le estaban sacando muchos exámenes y le hacían doler todo su pequeño cuerpo. Baji simplemente trataba de animarlo, odiando la vida que llevaba Kazutora.

Intentando hacer que su amigo olvidé su dolor empezó a hacerle conversación.

— ¡Es un gatito negro que siempre viene a mi casa para alimentarlo! La verdad creo que tiene dueño, es un niño de mi edad, creo que se llama Chifuyu, igualmente el gatito se llama Peke J ¡Es muy lindo!

— ¿Y no muerde? — Preguntó curioso el contrario, aún con lagrimitas en sus pequeños ojos, Baji soltó una carcajada, Kazutora arrugó una ceja sin entender porque la risa del contrario.— ¿Qué? Mi mamá me dijo que muchos animales pueden morderme y por eso nunca tuve alguno, además de que su pelo me podría hacer mal.

Baji miró con cierta tristeza, sonrió igualmente, porque no quería que Kazutora lo vea triste por él. No quería que Kazutora se sintiera culpable por algo que ni siquiera era cuál del pequeño.

— Los gatitos son muy lindos y te aseguro que no muerden, algunos tal vez pueden ser un poco ariscos y enojones, no les gusta que les acaricies.— Indicó Baji, haciendo que Kazutora  asienta atento a lo que decir el pelinegro.— Al veces me hace acordar a ti.

— ¿Qué?

— Sueles ser muy arisco cuando alguien te quiere abrazar, esa vez una enfermera te abrazo y te incomodaste, sueles ser así con todos, es más cuando te ví parecias un gatito asustado. — Sonrió el menor.

Kautora se avergonzó.

— Perdón... Es que no suelo recibir mucho afecto y no sé, se me hace raro...

— ¡No te preocupes! ¡Se que con el tiempo te irás abriendo, además estoy aquí para ayudarte!

Baji soltaba pequeñas promesas completamente sinceras, haciendo que Kazutora se sienta afortunado de tener a alguien como él en su vida.

Baji miró el perfil ajeno, satisfecho al ver cómo ya no lloraba por nada.

Kautora era muy fuerte y sabía que iba a superar todo. Confiaba en él.

— ¿Y tú qué quieres ser de adulto? — Preguntó el chico pálido dedicándole una sonrisa cansada.

— Hmm, aún no lo sé, ¡Solo sé que tendrá que ver con algo de animales!

— ¿Veterinario?

— Aún no lo sé. — Sonrió. — ¿Y tú?

Esa pregunta dejo pensado al niño, ya que realmente no es como si lo hubiera  pensado mucho, es decir, no esperaba estar vivo para cuando tenga 20 o 22 años. Había escuchado a un doctor decir que los resultados de las quimioterapias no estaban siendo tan buenas como deberían.

Claramente no iba a decirle nada a Keisuke, no quería que el chico se preocupe más por él.

— Si salgo del hospital me gustaría tener una tienda de mascotas, desde que me contaste tu amor por ellos me está llamando la atención. — Baji lo miró sorprendido. — Sería lindo cuidar a algún gatito o perrito.

— ¡Entonces de grandes tengamos una tienda de mascotas juntos! ¡Yo te enseñaré todo de los animales!

Los ojitos de Kazutora brillaron, deseaba tanto llegar a ser un adulto, trabajar con Baji sería lo mejor que le pasaría.

— ¡Lo prometo!

Ambos niños se rieron, pensando en su futuro incierto, el cual solo el destino lo sabía y decidiría si hacerlo realidad. Y el destino muchas veces no era justo.

Sonrió, entrando a la habitación de su amigo

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Sonrió, entrando a la habitación de su amigo.

— ¡Mira Tora! — El pelinegro de su mochila sacó un pequeño gatito, dejando algo sorprendido a Kazutora.

— ¡Es Peke J! Lo tomé prestado de un amigo, ¡Es el gatito del que tanto te hablo! — Baji se acercó al chico, agarrando con cuidado al minino, acercándolo hacía Kazutora. Haciendo que este mire dudoso al pequeño gatito negro.

— ¡No rasguña, es muy manso! — Le afirmó.

— Me da algo de miedo... — Kazutora se avergonzó al decir eso pero era cierto, este jamás había tenido la oportunidad de tener alguna mascota, ni cuidar de ellas. Lo único que sabe es porque Keisuke siempre le explica sobre ellos.

Baji miró a Kazutora acomodando al gatito en una de sus manos, tomando lentamente la palma del chico de ojos oro.

— Confía en mí. — Sonrió, para que al segundo su mano se pose en aquella cabecita peluda del gato. — No hace daño ¿Verdad? — Formuló bajo, viendo cómo Kazutora se mostraba emocionado, tocando aquel gatito, el cual ronroneaba con su tacto.

— Ten, cargalo tú. — Le ofreció y el contrario asintió, posicionándolo  sobre sus piernas, mientras el gatito se acomodó fácilmente en brazos de Kazutora, ronroneando y sobando su cabeza en él.

— ¡Le agradas! — Rio dulcemente Baji, viendo con satisfacción como Kazutora sonreía debido al tacto con el animal.

Adoraba ver la sonrisa de Tora, siempre trataría de hacerlo sonreír.

Adoraba ver la sonrisa de Tora, siempre trataría de hacerlo sonreír

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⏰ Última actualización: Jan 30, 2022 ⏰

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