❀ JongIn no podía creer que hubiese caído en una trampa tan estúpida, odiaba aquel lugar, pero pronto comprendería que ser privado de su libertad comparado con lo que se avecinaba, no era problema alguno. JongIn necesitaba liberar a su destinado, l...
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You will remember the day you crossed my path, Leave me without a guard and you feel my wrath, What you have done has made me bitter and cruel I'll see that all the hate you spread returns to you
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Pese a que estaba acostumbrado a la oscuridad, JongIn se sentía demasiado abrumado. No era que tuviese miedo de ella, pero de todo lo que vendría a continuación en ese capítulo de su vida; uno que no había esperado y definitivamente no había buscado, sin embargo, nada podía hacer en ese momento para remediarlo.
Escuchó pasos cercanos y frunció el ceño, completamente alerta de lo que pudiera suceder, pese a que en ese estado no le servía de mucho. Se movió un poco, arrastrando apenas unos centímetros las pesadas cadenas que tenía bien acomodadas entre sus pies y las manos, el metal hacía que le ardiera la piel, además de que se sentía extrañamente débil, era por ello que se había percatado desde hacía horas que lo habían encadenado en plata.
— ¿Crees que deberíamos darle un par de tiros? Por si acaso...
— ¿Estás loco? El jefe te mataría...
— Nadie está hablando contigo, pequeño pedazo de mierda.
La última voz había repicado en sus tímpanos con desdén, con el coraje que le hacía erizar la piel, se escuchó un golpe en seco segundos después y JongIn, que estaba observando la rendija de la puerta por la que se escabullía una delgada línea de luz, supo que las cosas eran un poco extrañas.
Pensó que analizar a sus captores podría ayudarle en algo, después de todo siempre se consideró una persona analítica y bastante inteligente. No por nada era uno de los mejores en su especie y futuro líder de su manada, ― aunque probablemente eso último ya quedaba en duda con este pequeño percance como lo era el haber sido capturado―, de cualquier manera Jongin creía que si dejaba de pensar en la incertidumbre que le ocasionaba saber lo que le deparaba en aquella celda oscura, seguramente se las arreglaría para escapar y volver con su gente, esperaba que no estuviesen demasiado preocupados, de cualquier manera, en días como aquel, JongIn salía a dar caminatas largas que podían durar días, en busca de una pareja para aparearse.
Posiblemente su manada no estuviese preocupada en absoluto.
La puerta se abrió repentinamente y después de unos instantes en que la luz lo cegó, entraron un par de hombres robustos con unas antorchas, acomodándolas en las paredes para después salir de la habitación. Entonces entró un hombre de estatura un poco más baja con una bandeja de comida.
JongIn sintió el aroma golpear violentamente sus fosas nasales, reconocía ese aroma perfectamente, arrugó el ceño aún más mientras sus ojos castaños observaron con desprecio al hombrecillo que se paró junto a los barrotes de su celda. Porque él había sido justamente la causa de que estuviese en ese lugar.
