Epílogo

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— Byul, despierta.

La mencionada hizo caso omiso a las palabras de su ahora novia, negándose a abrir los ojos.

Yongsun suspiró de frustración al ser la tercera vez que intentaba levantarla y no lo conseguía. Recibiendo solo un par de gruñidos y quejas como respuesta.

Claro, entendía el cansancio de Byul. Entendía ya que ella misma lo había causado gracias a sus hormonas alborotadas y la necesidad de tocar a Byul por el mayor tiempo posible. Ambas se dejaron llevar por la pasión del momento, cualquier escenario se quedaría corto comparado a lo ocurrido entre esas cuatro paredes.

Era sorprendente cuanto podían llegar a hacer en cincuenta minutos interrumpidos.

Si bien Yongsun estaba cansada, nada le podía quitar esa sonrisa encantadora en sus labios. Byul por otra parte, apenas lograba mantenerse consiente; casi arrastrándose logró envolver sus brazos con firmeza a la cintura de la pelinegra mientras que su cabeza descansaba cómodamente en el pecho desnudo.

Tomar una siesta sería lógico a continuación, sin embargo, aún tenía que preparar la cena. Su hermana llevaba alrededor de una hora afuera, eso le dejaba a lo máximo cuarenta minutos antes de su regreso.

— Vamos, necesitas bañarte — Yongsun insistió, sacudiendo ligeramente el cuerpo de la mujer menor.

Byul ignoró su orden de nuevo, acurrucándose y esparciendo suaves besos en medio de los pechos de Yong.

— Suficiente — dijo Yongsun alejándola, buscando su ropa por toda su habitación después de levantarse.

Byulyi abrió los ojos a regañadientes luego de perder el calor de su novia.

— ¿Por qué tanto apuro?

— Tengo que cocinar la cena.

— Oh, okey. Buena suerte — murmuró Byul volviendo a descansar.

— ¡No te duermas!

Byul gimió cuando una toalla de repente impactó su rostro.

— Yonghee llegará en menos de una hora, y no quiero que te encuentre desnuda.

— Pero yo solo quiero dormir.

— Dormirás todo el tiempo que quieras, simplemente báñate primero. Además, tengo que cambiar las sábanas.

— No lo haré — protestó Byul presionando su rostro en la almohada.

— Sí lo harás — Yongsun dijo con severidad.

— ¿Me vas a obligar? — la mujer más joven le respondió sin miedo alguno. — Eres una debilucha.

Byul no sintió que el peligro se acercaba ya que continuaba presumiendo de su fuerza y ​​desafiando a Yong.

— Tengo una mejor idea — comenzó Yongsun con calma mientras agarraba otra toalla. — ¿Qué tal si nos bañamos juntas? Así ahorraremos tiempo y agua.

— Bueno, ahorremos agua — aceptó Byul de inmediato.

[...]

— Hermanita, ya llegué — Yonghee saludó con entusiasmo tan pronto como abrió la puerta principal. — Oh, hola Byul, no sabía que te quedarías a cenar — añadió al percatarse de la presencia de su joven cuñada, quién estaba sentada en la pequeña mesa del comedor.

— Hola de nuevo, Yonghee unnie — dijo Byul, correspondiendo el gesto.

— ¿Cómo te fue en el gimnasio? — preguntó Yongsun apareciendo de la cocina.

— Bien, aunque mi resistencia está por los suelos.

— Supongo que solo es cuestión de práctica.

— Eso creo, ¿tú qué opinas, Byul?

— Um... Pienso lo mismo, si entrenas más, tu resistencia aumentará con el tiempo, solo no te exijas demasiado.

— Gracias por el consejo, cuñadita — dijo Yonghee, dándole una dulce sonrisa. — Cambiando de tema, ¿Cuánto falta para cenar, Yongsun?

[...]

Los tres estaban comiendo y charlando alegremente. Yonghee fue la que más habló, no paraba de parlotear con Byul por ningún segundo. Mientras que Yongsun se centraba más en comer su adorado tteokbokki, solo interviniendo un par de veces.

En medio de la cena, Byul de repente bajó sus palillos y dejó de hablar, permaneciendo en silencio con la cabeza gacha, lo que sorprendió a Yonghee mucho.

— ¿Qué te pasa, cuñadita? Estás pálida — preguntó Yonghee, mirándola con preocupación.

Yongsun también detuvo el movimiento de sus palillos y miró a su novia. Byul se quedó en silencio durante un rato antes de murmurar algo inaudible.

— ¿Qué? Habla más fuerte — dijo Yonghee al no poder entenderla.

— Necesito ir al baño — Byul murmuró un poco más fuerte esta vez. Sus mejillas tornándose rojas.

— No hay de que avergonzarse, cuñadita. Ya somos familia — aseguró Yonghee antes de reírse por lo tierna que se veía la mujer menor. — El baño está en el pasillo... — antes de que pudiera terminar de hablar, su hermana se levantó y ayudó a Byul a ponerse de pie.

Yonghee se quedó boquiabierta viendo cómo Byul caminaba con dificultad. Al mismo estilo de el andar de un pingüino.

— ¿Qué demonios sucedió en mi ausencia, Yongsun?

— Digamos que Byul hizo más de 300 sentadillas — contestó la contraria aguantando la risa.

Hubo un silencio entre ambas hermanas, antes de que la mayor de ellas se echara a reír.

— Al parecer, no soy la única quien tiene su resistencia hasta los suelos.

Byul escuchó cada una de las palabras y no podía estar más avergonzada. Rogaba que la tierra la tragara en ese preciso instante o que apareciera un tornado y la llevara.

Moraleja:
«A veces no es el momento adecuado, más aún si estás con Kim Yongsun.»

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°•°•°¤ Fin ¤°•°•°
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Siempre me demoro en subir los epílogos, perdón.

Gracias a todos los que leyeron y apoyaron esta historia votando o dejando un comentario.
Agradezco mucho que ustedes se tomen el tiempo de leer lo que adapto.

Gracias de nuevo ( ˘ ³˘)

[Moonie]

Momento Adecuado [Moonsun]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora