cap1

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Mi nombre es kagome higurashi y vivo en un pequeño pueblo junto a mi esposo, mi profesión es costurera profesional más no recocida aun así las ganancias son buenas.

A la edad de 18 años me case con el hombre más deboto y de buen corazón que vi su nombre inuyasha, más al pasar el tiempo algo en el cambio ser jefe de policía y tener tantos casos los cuales eran muchas veces grotescos lo hicieron volverse violento, siempre llegaba ebrio a la casa y muchas veces tan solo no llegaba.

Miro a la ventana de mi local y la lluvia tenue que la empaña me muestra mi reflejo de una mujer cansada y poco feliz.

Recojo mis cosas y me despido de mis empleados para salir a las cuatro de la tarde hacer las compras de la casa mientras intento no empaparme con el agua helada que cae desde el cielo, aunque la verdad no me molestaría así talvez sentiría algo más que solo dolor en mi alma, cruzo un fuerte viento y este mi paraguas salí volando, quedé en media calle frustrada mientras me empapaba.

Mire al cielo para caminar sin mirar por donde hasta que coche con alguien o algo pero al parecer me freno de mi rabia intensa.

-señorita no debería mojarse o se resfriara-mire hacia arriba para mirar a un apuesto hombre de cabellos blancos y mirada como la de un feroz animal color dorados talvez fue así que me parecieron por su intensa mirada.

-lo siento- susurre sintiendo como el calor en mis mejillas eran símbolo de como estaba avergonzada.

El hombre sonrió para acariciar mi cabello y darme su paraguas eh irse entre las calles como si las conociera como la palma de su mano hasta perderse de mi mirada, su rostro notaba confianza algo que en mi perdí hacia mucho tiempo al punto que me perdí a mi misma y mi amor propio.

Me apresure haciendo las compras de mi hogar para llegar a hacer un rico curry no picante, escucho la puerta abrirse y en esta un sobrio inuyasha viéndome para tan solo colocarse en la mesa y ser atendido por mi.

-ese paraguas en la entrada es muy costoso quien te lo dio?- su pregunta me hizo temblar más al saber que nada se le escapaba.

-un hombre en la calle vio que me mojaba y me lo dio, es la verdad- dije algo indiferente para ver como agarra el plato estrellándolo con el suelo, se levantó y me tomó del cuello para estrellarme contra la mesa.

-mira a quien le hablas de esa manera soy tu esposo llevamos ocho años casados y me vas a respetar- me arranco la blusa para hacerme recostarme boca acabo y solo escuche el sonido del cinturón ser sacado de su pantalón, luego el ardor en mi espalda quemaba y dolía.

En esos momentos recordaba como era feliz a su lado en aquellos tiempos de todo era perfecto pero ahora solo siento como mi espalda se agrieta por el cuero del cinturón y como un líquido caliente sale por mi espalda, las lágrimas no dejan de bañar mi rostro y el sofocante ahogo de mis pulmones no me dejan respirar bien.

Siento un grato alivio cuando para y tan solo baja mi ropa para entrar en mi como una vestía salvaje queriendo poseer a su incauta presa, tan solo me dejó pensando en nada mi mirada queda fija en la mesa, no quiero pensar en el asco de como se siente cada moviendo que el hace en mi interior ni como apesar de yo sufrir el no se da cuenta de ello y sigue en su frenesí.

Puedo escuchar su risa siniestra detrás mío disfrutando esos momentos de sumisión y yo tan solo deseando volver atrás y decirme no caigas en esa sonrisa y esos ojos que son falsos, pero no hay ni un botón ni algún medio que me permita cumplir ese sueño tan solo espero que mi tortura acabe algún día.

Al terminar el se quita de mi y sale de la casa dejándome desecha, me levanto como puedo y me dirijo al baño para lavar mis heridas, siento como ese líquido caliente sale entre mis piernas y lloro desconsoladamente, antes soñaba con darle una familia a mi esposo algo que añorar y claro se lo di pero mi pequeño niño murió por sus golpes en mi vientre jamas pude acusarlo de nada es el jefe de la policía y el mejor amigo de uno de los altos mandos.

Se volvió intocable así como mis esperanzas de salir de sus garras ya que si escapaba me golpeaba peor y me arrastraba a  casa nuevamente, tan solo quede en ese vacío interminable que el quiso llamar matrimonio.

Me visto con mi pijama sintiendo como quema en mi espalda la tela, tomo mi teléfono y marcó a mi madre quien sabe mi sufrimiento y siempre cura mis heridas.

Escucho como tocan la puerta y abro recibiendola en un mar de llanto como siempre para sentir sus cálidos brazos reconfortarme.

-calma mi niña- sus palabras llenan mi corazón destrozado y dolido de tanto maltrato para llevarme a una paz incomparable.

Vamos a mi habitación yo recostandome en  sus piernas para sentir el frío tacto de sus manos con aquella crema la cual me ayudaba a tener menos sicatrices, al terminar de curarme siempre me prepara algo rico y dulce de comer y nos sentamos en silencio en el sofá disfrutando de su compañía.

Cuando llega inuyasha ella se marcha sin mirarlo tan solo pasa a su lado como si no existirá, el me mira furioso pero yo tan solo sigo viendo la tv, golpea la mesa frente el televisor para que yo le preste atención.

-eres mi esposa kagome- se aserca a mi acariciando mi rostro para colcar el suyo frente al mío- jamás quise acerté daño pero tu rebeldía y tu maldito carácter de mierda me están agatando la paciencia, eres una esposa de mierda la cual mato a nuestro hijo recuerda, ahora doblegate a mi, mi querida kagome.

Me besa y yo correspondo sabiendo que si no lo hago terminaré más destrozada que antes, me guía a nuestra habitación para desnudarnos y entregarnos sin frenos, yo tan solo pierdo me pierdo en mi mente y deseo que acabe pronto para poder dormir para tener algo de paz almenos en mis sueños.

peligroso amor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora