|Capítulo 30|

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Lea

Miré la hora en mi reloj y me di cuenta que ya era la hora de salida de Lucca, y al ver que demoraba demasiado decidí volver a su oficina para tomar sus cosas.

-Usted no puede pasar sin permiso, señora- dijo la secretaria de mi novio adentrándose a la oficina después de mí.

-Soy la novia de Lucca, por supuesto que puedo pasar. Él me lo permite- respondí sin mirarla mientras buscaba el costoso maletín del dueño de la oficina- Y otra cosa, para ti no soy señora, soy señorita- remarqué la última palabra.

-Solo eres un juego para él- habló con sorna a la vez que se cruzaba de brazos.

La miré de arriba abajo de la misma forma en la que ella me miraba y sonreí; cabello negro con las puntas azules, ojos marrones, labios finos pero definidos, nariz perfecta, demasiado maquillaje y demasiada ropa escotada. Sus senos son grandes, su trasero enorme, su cintura es estrecha y sus piernas son largas.

Es bonita, lo tengo que admitir, pero su actitud arruina todo por completo.

-No lograrás hacerme sentir insuficiente, cariño- le di una sonrisa llena de burla y la suya se borró.

-Conozco a Lucca más de lo que tú crees- se recostó en el marco de la puerta y alzó una ceja- Ha traído a muchas mujeres aquí, no serás la oficial. Eres muy poca cosa para estar con un hombre así. Él se merece a una mujer que lo ayude con las ganancias de ésta empresa y que lo haga cada vez más millonario...- antes de que terminara de hablar la interrumpí.

-¿Y para eso eres tú la indicada?- la miré desafiante- Él necesita una mujer que lo ame, lo cuide, que se preocupe por su bienestar, que lo mime, lo llene de amor, que le haga saber que tiene en quién confiar y que siempre esté para él. No una chica como tú que solo se fija en el montón de billetes que tiene en los bolsillos- abrió la boca indignada pero no la dejé hablar- Mientras esté conmigo nada de eso le va a faltar, porque a diferencia de ti yo no ando mirando el montón de dinero que tiene- tomé aire y volví a hablar.

«Soy independiente, trabajo como doctora, tengo mi propio dinero, mis autos, mi casa. Todo eso lo logré por mí misma, sería estúpido andar con Lucca solo por su dinero sabiendo que tengo el mío y yo misma me puedo dar mis lujos».

-Pues bien por ti, socia- sonrió- pero recuerda que tarde o temprano ocuparé el lugar que ahora tienes-

-¿Socia?- solté una carcajada irónica- Cariño, aún no tengo una empresa pero créeme, si la tuviera no me dirías socia, me dirías jefa. Mejor lárgate de la oficina, tengo que juntar las cosas de mi novio- con su taco de doce centímetros golpeó el piso y luego comenzó a rasgar su ropa- ¿Qué mierda haces?- pregunté confundida.

Intenté acercarme a ella para que detuviera sus movimientos pero no me lo permitió, al contrario, comenzó a darse fuertes cachetadas ella misma.

-¡Ya, déjame!- gritó y me arrodillé frente a ella.

-Joder, para. Detente- agarré sus manos y sus movimientos pararon.

-¿Qué mierda está pasando aquí?- la voz desconcertada de Lucca se hizo presente en toda la oficina.

-Yo.. no lo sé, yo no...- lo que dijo la chica me hizo mirarla confundida, sorprendida y muy desconcertada.

-Ella me golpeó...- fingió un sollozo. Lucca me miró sorprendido y negué incapaz de decir una palabra- Se adentró a la oficina sin autorización y cuando intenté decirle de la forma más amable posible que no podía sin el permiso de usted, reaccionó mal y me golpeó- mi chico se arrodilló frente a ella y tocó su rostro.

Lea [SUSPENDIDA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora