Capítulo I

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    —¿Qué está diciendo?—musitó.

     Park Chanyeol mantuvo sus ojos carmesíes en los del médico sentado frente a él. Aquel hombre de aspecto demasiado bonachón para tratarse de un vampiro de, aproximadamente, más de dos mil errantes años humanos.
    Lo vio inhalar profundamente, incluso si sus anatomías no necesitaban de actos tan innecesarios como la respiración. Como una forma de expresarse y hacer uso de un par de pulmones posiblemente polvorientos por el desuso.

    —Básicamente, que tiene un desgaste dental bastante avanzado —El profesional señaló sus propias notas con la punta del bolígrafo, hacia la inteligible letra que trazaba «Peligros: posibles infecciones, dolor de encías, daño permanente de colmillos», pero que Chanyeol no podía leer desde su posición—. Le recomiendo un dentífrico que le ayudará con los daños del esmalte de los dientes y… bueno, necesita ejercitar sus colmillos, señor Park.

    —No, espere, entendí esa parte —Pasó una mano por su cabello oscuro, un tanto exasperado—. Me refiero a esto, es ridículo, ¿cómo es posible que pase esto?

    El doctor lo miró a través de sus gafas, hastiado del incrédulo.

    —Somos seres más sencillos de lo que aparentamos, señor Park. Nuestra habilidad natural es ingerir sangre y morder. Si no lo hacemos, hay consecuencias —Fue resolutivo, como si le estuviera exponiendo a un niño cuando resultaba de sumar dos unidades de una cifra.

    Ya a kilómetros mentales de la estancia, pero aún atrapado allí físicamente, Lord Chanyeol no lograba procesar la información que el doctor le repetía por tercera vez consecutiva.
    ¿Cómo es que los giros de la vida lo habían llevado de nuevo a contemplar la alimentación convencional? Desde el día de su muerte, hace 428 años, se había tenido que enfrentar un eterno estado de polidipsia. A aquella sed anhelante de calor humano y pieles tiernas. Desde su despertar se sintió más vivo que nunca, por paradójico que suene. Vivió sus primeras décadas vampíricas disfrutando de los lujos y placer que su condición y posición social le ofrecían. Como primogénito de Lord Park, tenía a su disposición a bellas doncellas y jóvenes que le ofrecían su sangre. No hubo noche en la que Park Chanyeol pasara hambre. Ni siquiera después de que sus humanos padres fallecieran, pues heredó la fortuna que merecía por derecho y todos los honores y responsabilidades de su título.

    Sin embargo, él cambió sus hábitos de alimentación poco a poco. Se sentía saciado solo con una persona por día, después una a la semana y, por último, utilizó sus influencias para conseguir bolsas de sangre y refrigerarlas.
    No hubo una razón en específico, o eso quiere creer, simplemente las muñecas frágiles y cuellos palpitantes perdieron su encanto al pasar el primer par de siglos. Resultaba aburrido imaginar la eternidad que le esperaba. Así fue como fue recortando el personal hasta casi quedar exiliado en sus propios terrenos. Solo dejó a los necesarios para el cuidado de la casa, de conseguir pedidos del banco de sangre y los que trabajaban en los predios.

    El despilfarrador Lord Park Chanyeol se convirtió en un vampiro solitario y pensativo que tomaba sangre de una bolsa con sorbete mientras leía un libro a las 9 de la noche.
   
    Claro que tampoco era un ermitaño por completo, en su vida estaban presentes Sehun y Junmyeon, los únicos dos amigos que tenía en la élite vampírica. Y más que suficientes para él, cabe decir, pues la pomposidad de esos seres era demasiada para soportar.
    Ninguno de sus mencionados amigos desaprovecha la oportunidad para burlarse del alto y su hermético estilo de vida. Luego solían exclamar «¿Pero, quiénes somos para juzgar?» y pretendían que Chanyeol no parecía un perro rabioso.

    —Estoy tomando sangre regularmente —insistió, terco, al regresar de su debate mental y observar al longevo ser—, no tiene sentido que me pase esto.

Now we got problems | ChanbaekDonde viven las historias. Descúbrelo ahora