Una fiesta importante en la escuela de alta hechicería de Tokyo, lleva a Megumi Fushiguro confesar sus sentimientos a la persona que le robó el corazón hace un año atrás...
Tú.
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Fushiguro Megumi.
El salón principal de la escuela está irreconocible. Cuando Gojo me recogió de la habitación y bajé con él por que me dijo que ya había llegado alguien que quería hablar conmigo, me quedé estático a los pies de la escalera de madera sin poder de dejar de observar cada detalle de mi alrededor.
El estilo rústico japonés del recibidor ha desparecido por completo, ahora las paredes son todas blancas y negras. Las ventanas han sido remodeladas y ahora son unos finos cristales que cubren de arriba abajo las paredes del ala este, logrando una mágica vista de los alrededores; los jardines del área metropolitana de Tokyo, iluminados por luces doradas y haciendo un increíble contraste con las estrellas que resplandecen en la oscuridad de la noche.
En definitiva, la sala inferior ha pasado de tener un aspecto básico, a lucir un estilo futurista y contemporáneo.
Todavía no logro entender como es que haya habido una reforma de esta categoría en un espacio tan reducido de tiempo.
A pesar de ser temprano, el salón está lleno de gente. Hechiceros y hechiceras de todas las edades, pero predominando más las personas mayores, pasean de un lado a otro, hablando y socializando con los demás mientras disfrutan de los aperitivos y cócteles que les ofrecen el personal de catering.
Nada más bajar las escaleras, Gojo me presentó al hombre que quería conocerme. No me sorprendió en absoluto, puesto que ya estoy acostumbrado. La mayoría de estos hechiceros no suelen querer nada de mí; tan solo tienen la simple curiosidad por conocer a un descendiente del linaje de uno de los clanes de hechiceros más importantes del mundo.
El clan Zenin.
De modo que, tan solo me limité a saludarlo y a escuchar todo lo que me tenía que decir.
Y aquí estamos.
Mientras Gojo, Nanami, quién se nos unió poco tiempo después, y yo estamos hablando con este hombre a los pies de la escalera, el tiempo pasa y cada vez son más los invitados que llegan por la puerta.
Miro a mi alrededor y una vez más me quedo impresionado por lo que veo.
Hasta se siente ilegal.
Lo bueno del salón es que es demasiado grande y está divido por partes.
A un lado hay una barra de cócteles junto con una gran pista de baile; la iluminación allí es escasa y logra conseguir un ambiente más acogedor, idóneo para fiestas. En el otro hay un gran escenario, rodeado de mesas para los invitados. Y justo en el centro del salón, hay una mesa inmensa llena de comida y bebida para que la gente pueda comer y tomar todo lo que quiera.
Mientras el hombre que se me ha presentado como Will habla de algo con Gojo y Nanami de lo que no estoy prestando atención, miro hacia arriba, justamente al principio de las escaleras. Estas dirigen a otras áreas de la escuela, allí están las clases, algunos despachos y las habitaciones de lo alumnos.
