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   Ambos sentados, cada uno en un sillón conversaban de los momentos compartidos en la secundaria. Alan le preguntó qué hacía por este vecindario, cómo había llegado hasta aquí. Víctor había conseguido empleo por la zona y hallaron esta casa puesta en alquiler, una oportunidad que no se debía desperdiciar.

"Revivir, renacer, recordar, es siempre volver a caer en el mismo pozo que no salís, al principio gozas de placer, y cuando menos te des cuenta, ya no puedes salir y duele".

   Siendo mediodía, debió retirarse y conducirse al instituto donde esperaba su hija. Al llegar, su pequeña estaba sentada en un banco, quien cuando lo vio corrió ligeramente hacia sus brazos. Él la besó, abrazó y, por consiguiente, la reposó en el asiento trasero del vehículo. En el viaje, planearon comprar el almuerzo para llevárselo a la madre de la niña. Charlaron de temas de la escuela, amistades, deberes, su día hasta llegar a destino. La dulce niña sujetó la vianda y apresuradamente se dirigió a entregársela a su querida mamá. La sorpresa fue grata y de mucha alegría. De repente, el teléfono de él sonó, y debió marcharse a la editorial para unos asuntos, llevando consigo a su hija.

 De repente, el teléfono de él sonó, y debió marcharse a la editorial para unos asuntos, llevando consigo a su hija

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   ¿Qué pasó?, ¿dónde estoy? Observo para todos lados, pero es inútil. Mis ojos siguen vendados. Además, me atormenta una aguda punzada en la zona del abdomen, y me hace gemir de dolor, me encuentro devastado, entonces comienzo a llamar para pedir ayuda, y de repente, escucho pasos acercándose de nuevo. Su presencia la percibo muy cerca de mí, como si estuviera mirándome fijamente, y esa voz me dice:

- ¿tienes sed?

   Al oír aquello, respondo con seguridad que sí. Realmente desconozco el motivo por el cual estoy aquí, intento hacer memoria, desafortunadamente, existe un bloqueo en mi mente, no me permite recordar absolutamente nada, es más, ni sé quién soy.

  Otra vez; esos zapatos se arriman y de pronto, un balde de agua extremadamente fría me empapa dejándome titiritando. -

- ¿Qui... qui... quién eres?- cuestiono.

- Eso mismo pregunto yo - ¿Quién eres en verdad, Alan?

¿Me llamo Alan? Y le exijo una explicación, ¿cómo puede saber mi propio nombre y yo no?

   La noche vino acompañada con su Luna menguante iluminando la ciudad, Alan y la pequeña llegaron a su hogar dulce hogar, su esposa ya estaba bañada, y preparaba la cena

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   La noche vino acompañada con su Luna menguante iluminando la ciudad, Alan y la pequeña llegaron a su hogar dulce hogar, su esposa ya estaba bañada, y preparaba la cena. Mientras él se encargó de sacar la basura, en ese instante, auscultó a Elena y Víctor discutiendo en el patio, aparentaba ser culpa de él, quien olvidó comprar el carbón para la parrilla. Alan ingresó a su hogar y consultó con su esposa, lo cual aceptó. Se dirigió hacia los vecinos y les propuso cenar todos juntos en su casa.

- Y ahora tengo que ir a comer caridades de otro por tu culpa – enojada y muy alterada se retira del patio.

- ¿¡Es mi culpa!?, me la paso trabajando para mantener esta familia y tú encima quieres que me encargue de acá. No haces nada, ni la compras, ni lavar el coche, ni limpiar, ni laburar, nada.

Alan en una situación bastante incómoda trató de apaciguar las aguas

- Tranquilo Víctor, te entiendo. Pero ya está, vámonos a cenar, por favor.

- "¡Que vas a entender! -soltando una risa sarcástica – eres igual que ella, un haragán. Piensas que, escribir historias mediocres es realmente trabajar".

   Incrustó su vista intensamente, sus pensamientos lo insultaban, luego se fue a buscar a Elena. Desafortunadamente, se había ido de la casa.

"Cicatrices, ellas son las historias, los sufrimientos que te marcan, y que a veces se abren para que no cometas el mismo error... Del pozo mencionado del que no sales, es este, lo alimentas de un placer y satisfacción, pero terminas digiriendo un malestar inaudito".

   Al día siguiente, Víctor y la esposa del escritor se marcharon a sus empleos. La pequeña a su escuela, dejando como todas las mañanas a Elena y Alan solos en sus respectivos hogares.

   Él tocó el timbre y ella lo recibió más nostálgica, se sentaron en el sillón, le ofreció café, pero su rostro evidenciaba su llanto reciente, lo cual lo negó para que no se vaya.

- ¿Qué ocurre Elena?, ¿es Víctor?, ¿te intimida?- sujetándole las manos.

- No, no, para nada. Él no es malo, simplemente, me dice lo que no quiero escuchar. A lo que quiero escapar... mi realidad - cayendo por su mejilla un sufrimiento de culpabilidad.

   Una atmósfera cálida despertaba algo más allá, Alan se sentó junto a su lado, le acarició el pelo, sus miradas eran dos imanes en atracción, abalanzó su mano hacia el delicado semblante deslizando sus dedos hasta llegar al cuello atrayéndolo hacia él, sus caras un tanto inclinadas se acomodaban, ella cerraba sus lagrimosos ojos.



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Holaa! Como andan?

Espero que estén disfrutando de la historia, los que quieren vayan comentando qué les parece, cómo creen que va a seguir. Y bueno a disfrutar! 

Cicatrices Profundas #AA2022Donde viven las historias. Descúbrelo ahora