La llegada

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Era una tranquila mañana de enero.  Nuestro pequeño héroe despertó junto a sus tíos. Se levantó de un bote y fue directamente a recolectar naranjas para preparar su alimento favorito: mermelada de naranja. 

Había conseguido trece naranjas, le costaba llevarlas en sus diminutas pezuñas, pero todo por la mermelada. De repente, el suelo comenzó a temblar. Su tía acudió rápidamente al rescate y consiguió ponerse a salvo junto a su querido sobrino. Su tío no tuvo tanta suerte. 

Fue una mañana que el protagonista de esta historia jamás olvidaría. Fue la mañana en la que perdió su casa, su bosque y lo que él conocía como su vida. Tenía que marcharse de allí, no había futuro. Su tía le obligó a colarse en un barco con rumbo a España. Fue un viaje duro, pero llevaba mermelada de naranja como para alimentar a tres familias enteras. Llegó al puerto de Santander, aunque no lo sabía en ese momento. 

Ocho horas después consiguió salir de la caja en la que había venido. Estaba perdido en una estación de trenes totalmente desconocida para él. Una familia que pasaba por allí vio al pequeño héroe solo y triste. Decidieron acogerlo, pero antes fueron a una cafetería cercana. Le preguntaron por su nombre, pero era imposible de pronunciar para los humanos. Aprovechando la situación, decidieron llamar al pequeño y peludo sujeto 'Atocha'.

AtochaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora