|Capítulo 31|

6.5K 482 79
                                    

Éste capítulo lo hice un poco corto porque últimamente no he tenido muchas inspiración y las cosas me quedaban a medias. Aún así les traigo éste capítulo para no dejarlas sin uno y espero que lo disfruten. Gracias por el apoyo las quiero muchísimo y prometo hacer los capítulos más largos.🤧💜

|Avisar de errores ortográficos|

Capítulo +18

Dante

Luego de unos cuantos besos mi mujer quedó dormida a mi lado. Suspiré e intenté separar su brazo de mí para poder ir al baño pero fue imposible, me acercó más a ella.

-Quédate quieto- habló con voz adormilada. Pasó su pierna izquierda por encima de mí y no me dejó apartarme.

-Joder, nena, necesito ir al baño- gruñí.

-A mí no me gruñas, tonto- me señaló con su dedo índice y dejé una fuerte nalgada en su nalga izquierda. Soltó un jadeo indignada y exclamó- ¿Y ahora por qué me diste una nalgada?-

-¿Quieres más?- pregunté burlón.

-Idiota- gruñó bajito.

-No me hables así- bramé.

-Entonces no me gruñas y trátame bien- respondió. Agarré su cuello con una de mis manos y la otra la puse encima de su trasero.

-Te marco los límites, nena, pero si permito que me hables de esa forma es porque eres mi mujer, pero ten cuidado, no conoces mis límites- miré sus labios y luego la miré a ella.

-Yo sola me marco mis propios límites, no te tengo miedo. - acercó más su rostro al mío. Le di una sonrisa ladeada y acerqué mi rostro al suyo. Rocé nuestros labios simplemente para tentarlos y luego de unos largos segundos ella fue quien inició el beso.

Gustoso correspondí a su beso y la pegué más a mi cuerpo. Luego de unos segundos nos separamos por falta de aire y me levanté de la cama.

-¿A dónde vas?- preguntó.

-A ducharme, llegué hace más de una hora y aún no me duché. Vuelvo en unos minutos- dejé un pico en sus labios y me dirigí a su baño.

Me adentré a éste, hice mis necesidades y comencé a desvestirme luego de un momento.

Cuando ya estuve completamente desnudo coloqué la temperatura del agua a mi gusto y me metí debajo de la lluvia artificial.

El agua rápidamente escurrió por todo mi cuerpo y solté un gemido ante la deliciosa sensación de relajación. Agarré el shampoo con aroma a coco de mi mujer y me unté un poco en mi cabello.

Di unos suaves masajes en mi cuero cabelludo y pegué un respingo cuando unas pequeñas manos recorrieron por completo mi abdomen.

-Sí que eres perfecto- miró mi cuerpo de arriba abajo por completo y mordió su labio inferior. Detallé su cuerpo con mis ojos y lamí mis labios ante las perfectas vistas que tenía frente a mí.

Mi erección comenzaba a tornarse dolorosa.

-¿Qué haces aquí?- mi voz salió más ronca de lo normal.

-Vengo a ducharme... ¿Acaso no puedo?- preguntó mientras arañaba mi pecho suavemente con sus uñas.

-Para- ordené en un gruñido.

-¿Por qué?- preguntó juguetona- ¿No puedo tocar lo que me pertenece?- comenzó a besar mi pecho y un gruñido salió de mí.

-¿Te pertenezco?- pregunté mientras me dejaba llevar por sus besos.

Lea [SUSPENDIDA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora