La búsqueda del gran regalo

44 2 3
                                    

Hola, hola lectores. Este es mi primer one shot del universo Harry Potter y está basado en la tercera generación. Sus protagonistas son un Oc que será el hijo que Snape nunca tuvo y la hija de Bill y Fleur. Si os gusta dejad vuestro comentario, eso me animaría mucho a seguir escribiendo.

La búsqueda del gran regalo

Nunca me habían gustado estas fechas. Es más, ni siquiera las celebraba. Hacía mucho que éstas habían tenido valor para mí. Tal vez, la palabra gustar no llegaba a describir como me sentía , ¿a qué niño o joven no le gustaba tener regalos en Navidad y pasar buenos momentos con su familia? Pero, para ello, era imprescindible tener familia o cómo mínimo un hogar y yo no lo tenía.

Nací huérfano. Nadie supo decirme el nombre de mi madre, ya que, al darme a luz, murió al instante. Los posaderos que ayudaron a mi madre en el parto, me dejaron en un hospicio en el que pasé los primeros once años de mi vida. A veces, el señor y la señora Reed venían a verme y me daban datos sobre mi padre. Ellos habían sido los posaderos que habían ayudado a mi madre en mi parto.

La señora Reed era una mujer entrada en años, algo regordeta pero muy cariñosa, siempre que podía me traía algún presente. Sin embargo, el señor Reed era un hombre de aspecto rudo y bastante estricto, aunque cuando venía a visitarme, parecía que detrás de ese gran bigote que tenía se asomaba una sonrisa.

Uno de aquellos días en los que podía recibir visitas, me dijeron que habían descubierto que era hijo de Severus Snape. Un mago con grandes habilidades y mucha destreza en el manejo de la varita. Sin embargo, cuando les preguntaba cuáles habían sido sus hazañas, sus rostros se tornaban sombríos y ásperos. Parecían muy enfadados por alguna razón que no comprendía en aquel momento.

Fui creciendo y mi aspecto causó furor en los señores Reed. Según ellos; tenía el pelo del color del carbón, la nariz aguileña y el carácter taciturno y misterioso de mi padre, pero los ojos verdes y la piel de tez aceitunada cómo la de mi madre fallecida.

Poco a poco, la magia que había dentro de mí, se fue haciendo más incontrolable y esto hizo que los niños que convivían conmigo en el hospicio me aislarán; aún más de lo que ya lo hacían. Mi carácter taciturno y mi timidez afectaban a mis relaciones con los demás, y que de vez en cuando a mi alrededor sucedieran cosas extrañas díficiles de explicar, hizo que me ganara el apodo del bicho raro del lugar.

Mi primer accidente de magia accidental fue cuando Gary Lincoln, un chico pecoso y que siempre iba lleno de manchurrones de chocolate, le puso a Christine Miller una araña en el pelo. Christine Miller era una chica muy débil de salud y casi siempre estaba enferma. Llevaba dos trenzas en el pelo que recogidas como tocado parecían tener forma de Tiara. Al ver el llanto de la pobre chica, no pude evitar desear que miles de arañas se posaran sobre él y le dieran un buen escarmiento y eso fue lo que sucedió; todo el cuerpo de Gary Lincoln se llenó de arañas y nunca más fue el mismo con el tema de los insectos.


El día que cumplí once años fue uno de los mejores de mi vida, llegó mi carta de Hogwarts y al pasar el verano pasaría a ser un  alumno de la escuela de Hechicería más prestigiosa del mundo, pero no todo empieza cómo bien acaba, mi apellido sería una maldición.

Al no entender por qué tanto rechazo hacía mi persona por parte de los demás alumnos, decidí informarme sobre mi padre Severus y no me gustó en demasía lo que descubrí. Mi padre, uno de los mejores magos de todos los tiempos había sido mortífago, un grupo seguidor del que no debe ser nombrado que aniquilaba muggles y que deseaba tener un imperio del terror dónde, tan sólo los magos de sangre limpia podían gozar del privilegio de utilizar la magia, además de haber sido el asesino del anterior director de Hogwarts, Albus Dumbledore.

La búsqueda del gran regaloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora