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Kiba

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Kiba

Kiba conoce a Hinata desde la infancia. Sabe sus gustos, e incluso lo tímida y reservada que es.

Para Kiba, Hinata era su amiga con más antigüedad. Y aquello le sentaba de maravilla. Ella siempre estuvo a su lado ante cualquier situación.

Sin embargo, a partir de la adolescencia, aquello cambió.

No recuerda con exactitud qué día en específico fué, mucho menos el cómo. Simplemente su corazón latía con fuerza cada que la recogía en su casa por las mañanas para asistir al colegio o incluso al dejarla. Pocas veces tuvo que aguantarse la necesidad de confesarse.

No por que no quisiera, si no que la conocía demasiado bien, que sabría que lo rechazaría.

Pero no podía quedarse así.

Por eso, con su poca fuerza de voluntad y un manojo de nervios, consiguió pedirle una cita en el parque central. Aunque bueno, no precisamente con aquellas palabras.

—Kiba-kun.

La garganta de Kiba pasa saliva, y con sus talones gira su cuerpo. Se limpia sus palmas, y aún más nervioso la observa con un vestido de girasoles. Él desea decirle lo bonita que se ve por lo que aplana sus labios entre sí.

Con fuerza, jala de la correa de Akamaru y comienza a dar pasos hacia ella.

—Hinata, eh traído a Akamaru.— Eleva la correa sonriente, y su mascota suelta un ladrido en saludo.— ¿Te molesta?

Hinata mueve su cabeza sonriente.— Para nada.

Y con ello, la conversación fluye como siempre. Las palabras salen de su boca con facilidad y ella la continúa sin rastros de timidez, como suele ser siempre con él. Lo disfruta.

Pasean por el parque, caminando a la par con Akamaru y finalmente toman asiento en unas bancas. Hinata le cuenta sobre cómo Hanabi ha crecido y que conoció a su primer novio, Konohamaru. Sonríe al mencionar lo mucho que nota que se quieren, y sin querer, Kiba también lo hace.

Le gusta. Le gusta mucho.

—Hinata.— le llama, y sus ojos lo observan fijo.

—¿Qué sucede?

Un "boom" resuena en su corazón, y de golpe, lo detiene por sí mismo. Suelta un largo suspiro, y finalmente habla.

—¿Quieres unos churros? Hay un señor que vende por aquí cerca. Hana me ha contado que están buenísimos.

Una sonrisa se extiende en su rostro y sus pómulos redondos se elevan. Se levanta con rapideza, y con un tirón a su chaqueta de cuero le comenta que vayan.

Kiba pensaba declararse. Pero ese día no era el indicado, no cuando sabe que ella no siente nada.

Quizás otro día que consiga gustarle, y finalmente pueda decirlo sin sentir que arruinaría una amistad como la que tenían.

A date with Hinata HyugaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora