relaciones.

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—¡sanzu-kun!

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—¡sanzu-kun!

—ah, hanagaki.

el rubio teñido caminó con prisa hacia el chico sentado en las grandes raíces que emanaban del cerezo. una flor rosada cayó sobre la nariz por encima del cubrebocas de haruchiyo. bufó y quitó la flor, rompiéndola entre sus dedos antes de dejarla caer al suelo. takemichi sonrió.

—¿cómo estuvieron tus clases? —preguntó takemichi, sentándose a un lado de sanzu. notó como haruchiyo se alejó un poco de él, dejando algunos centímetros de distancia. la sonrisa que llenaba plenamente su rostro decayó un poco.

—bien, supongo.

—¡me alegra! hoy tuviste un exámen de inglés, ¿cierto? si no mal recuerdo se te da muy bien.

—sí. me irá bien.

takemichi, intentando pasar desapercibido, apoyó su mano sobre la raíz del árbol. su mano tuvo cierto cosquilleo cuando tocó la superficie de la madera, el relieve que tenía centímetro por centímetro causaba una sensación de ternura en su mano, como si acariciaran su palma.

lentamente, la acercó un poco a la que sanzu tenía ahí apoyada. haruchiyo notó desde un principio sus intenciones, eso era claro, así que simplemente giró sus ojos con aburrimiento, y tomó la mano más pequeña entre la suya.

rápidamente, entrelazó sus dedos, jugando durante unos segundos con los dígitos del menor. hanagaki se ruborizó, tomando confianza como para acercarse un poco más, y así fue.

quedó prácticamente pegado a sanzu. con sus mofletes sonrojados, sus comisuras se elevaron levemente, y sus ojos tuvieron uno de esos brillos que akashi no sabría explicar.

—hoy los de primer año tuvimos el exámen físico. no he crecido nada desde los últimos dos meses —soltó de repente takemichi, comenzando a hablar y a hablar sin parar. por algunos momentos, se sentía ignorado, pero luego volteaba su cabeza y veía los ojos posados de haruchiyo sobre él con una ceja alzada, escuchando atentamente.

su novio era alguien particular.

takemichi recuerda un simple dos de diciembre, nada especial. fue como un día cualquiera de colegio, sin exámenes, sin visitas, sin excursiones. nada fue diferente ese día a los otros.

pero dentro suyo nació la necesidad molesta de gritar al mundo que amaba al presidente del comité estudiantil de los de preparatoria. ignoró el llamado durante toda la jornada escolar, aún si su corazón estaba desesperado por ver esos ojos de mirada aburrida y celestial, y esas pestañas gigantes meserse con cada pestañeo.

«akashi-senpai, me gustas», fue lo que le dijo aquel día.

sí, había ido al sector de los de preparatoria sólo para eso.

sanzu parecía estar a punto de rechazarlo, con la misma mirada severa y con las mismas cejas fruncidas de siempre. siempre ponía esa cara (aunque era la misma expresión que cada día llevaba) cuando iba a rechazar a cualquier muchacha que se le declaraba.

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