Confía en mí-Hetalia Eslovaquia Mpreg

Mi nuevo amigo

Narradora:

Había sido un año agotador, no fue nada fácil, además de que había tenido unos cuantos problemas y mi salud mental no estaba bien... Perdí contacto con una persona que quería mucho, unas personas a las que yo consideraba amigos se habían aprovechado de mí... ¡Qué año! 

Así que decidí ir de vacaciones a Eslovaquia, un país el cual siempre había querido visitar.

Lo primero que hice fue llegar a mi hotel y dejar mis cosas, luego, desayuné un delicioso desayuno eslovaco, después, me dirigí al castillo de Bratislava.

Oh, ¡Era un sueño hecho realidad! Siempre me habían gustado los castillos, desde pequeña, ya que me hacían sentir como una princesa del siglo XIX, mi época histórica favorita. 

Ya que el castillo se usa como museo. Tanta historia, tantas cosas, no podía creer que estaba en un lugar que casi vio nacer al género humano. 

Vi las exposiciones explicadas por un guía, así que éramos varias personas en un conjunto. Durante el recorrido, un chico de ojos verdes, piel blanca y cabello... ¿Castaño claro, rubio oscuro?, un color extraño, pero muy bonito. Cada vez que el guía decía algo, él daba una opinión o lo complementaba con datos interesantes, ¡Era tan inteligente! 

Al final del recorrido, me le acerqué tímidamente, le dije:

-Sabes, eres muy inteligente, conocí mucho de la historia de tu país en un solo día.

El chico se quedó estático, con una mirada entre nerviosa y seria, mirándome fijamente, como si recordara algo o a alguien al verme.

Después de unos segundos, él sonrío y se presentó conmigo:

-Hola, soy Jakub Murgas, gusto en conocerte. 

-Yo soy Narcissa, igualmente.

(Es un seudónimo para no utilizar mi nombre real.)

-¿Vienes de lejos, verdad?

-Soy mexicana.

-Oh, yo soy de aquí, Bratislava. Por eso estabas tan sorprendida con el recorrido.

-Sí, es muy bonito-Suelto una ricilla-.

-Bueno, ya se hace de noche, ¿Quieres que te acompañe a tu hospedaje?

-Está bien, vamos.

Mi hotel no estaba muy lejos del castillo, así que sólo le indicaba donde estaba, conversando mientras caminábamos. Resultó ser una personas bastante agradable, aunque un poco gritón y meloso.

-Listo, ya llegamos.

-Me agradas, Narcissa. ¿Podemos ser amigos?

-¡Claro! Tú también me agradas.

Regresando a su casa, una serie de recuerdos dolorosos invadieron la mente del eslovaco: Su ex novia, a quien recordó cuando vio el físico de su nueva amiga, recordaba su reacción cuando le dijo que iban a tener un bebé juntos. Creía que ella se pondría feliz y estaría dispuesta a criar a su hijo a como dé lugar, al igual que él, pero su novia sólo pensó en los sueños que no podría realizar si tenía un hijo... ¡Que mujer tan egoísta! 

Esa horrible mujer llegó a sugerirle el aborto... ¡No mataría a una parte de sí!

Por educación, ella lo acompañó algunos meses de embarazo... Recordaba que cuando vomitaba, se le hinchaban los pies o cualquier otro síntoma normal, sí, ella le ayudaba, pero con una cara de asco, como si estuviera oliendo a excremento, hasta llegó a gritarle que no quería que la molestara más ese día.

Su ex-esposa, Hedvika, y su hermano, Feliks se dieron cuenta de la situación, y sabían que el estrés no era bueno para una persona embarazada, así que optaron por ellos mismos tomar cuidado de Jakub.

Sobre el día que dio a luz, tenía sentimientos encontrados al recordarlo, ya que por una parte, nunca sintió más alegría que cuando tuvo a su niña en brazos, pero mientras él pasaba dolor en el parto, gritaba, y su ex novia sólo decía: ¡Cállate!... Claro, como a ella no le dolía.

Recordar todo eso era muy duro, demasiado; pero no podía quedarse en el pasado, tenía que dar la cara por su mayor tesoro, a quien le daba el doble de amor, el amor que la basura de su ex nunca le dio. Se prometió a sí mismo ser una excelente "madre", para que su hija y él nunca necesitaran de una idiota como ella.

Narcissa le había parecido muy agradable, nada que ver con su ex, así las dos se parecieran mucho físicamente. Parecía ser el principio de una sana amistad.

-Continuará-