Capítulo 12 - Déjame cuidarte.

923 37 31
                                    

Javiera estaba muy emocionada y contenta aquel día. Hacía algún que otro mes que no sabía nada de él, pero la noche anterior su amigo Oscar le había propuesto verse por Skype al día siguiente y ella no había dudado ni un segundo en decir que sí. Por una parte, porque tenía muchas ganas de poder verlo aunque fuese a través de una pantalla, ya que él vivía en Santiago, pero por otra porque sabía que Oscar era la persona perfecta con el que poder compartir aquello que le estaba pasando, y quería contárselo antes que a nadie.

Hacía ya unos cuantos días que la pequeña Miranda se había ido con Dante, y lo cierto es que echaba de menos tenerla correteando por la casa y jugar con ella, ya que se había convertido en alguien muy especial en la vida de Javiera, y ver esos ojos color miel de la niña le alegraban el día, esos que eran iguales que los de su madre. Flavia y ella habían tenido pocos momentos esos días para ellas, porque a pesar de que Miranda no estaba, los turnos de Flavia habían sido por la noche y eso había dejado poco tiempo para que pudiesen estar juntas, aunque aquella noche, la pelirroja sí estaría en casa y Javiera ya tenía algunas cosas pensadas.

Terminó de ordenar la casa y limpiarla, aunque sabía que Flavia siempre le decía que no tenía que hacerlo, pero a ella le encantaba ver aquella sonrisa y el agradecimiento en sus ojos, y no había mejor compensación que esa. Se dirigió a su habitación y enseguida encendió el portátil para llamar a Oscar, ya que supuso que ya era una buena hora para llamarlo, y así lo confirmó cuando lo vio en línea. Pulsó el botón de videollamada y tras un par de segundos, su amigo respondió y Javiera pudo ver su rostro con una enorme sonrisa.

- ¡Oscar! - Exclamó. - Al fin.

- Hola, Javiera.

- ¿Cómo estás? ¿Cómo va todo? -Preguntó la morena. 

- Genial, ya sabes, estudiando otra vez, pero todo genial.

-Que bueno. - Se alegro Javiera 

- ¿Mucho trabajo?

- Un poco. - Puso una mueca que hizo reír a su amigo. - ¿Y tú? Ya me contó Gonzalo que estabas trabajando como Au Pair, ¿no?

- Sí, así es. - No pudo contener la sonrisa que esbozó en su rostro.

- Uy... ¿Y esa sonrisa? - Oscar levantó las cejas repetidamente. - ¿A qué se debe, Javiera Cáceres?

- Dios, no me llames así... - Se quejó, pero se rió. - Tal vez haya algo que debo contarte...

- ¿Cómo que tal vez? Ya estás tardando. - Insistió.

- ¿Me prometes que no me vas a juzgar?

- Sabes que no, sabes que me puedes contar lo que quieras, como siempre. - La tranquilizó.

- Bien, pues... puede que me haya tirado a mi jefa. - Dijo agachando la cabeza, intentando disimular su sonrisa.

- ¿Qué? - Preguntó su amigo con los ojos abiertos como platos, pero enseguida sonrió. - ¿De verdad, Javi?

- Sí... - Dijo algo tímida.

- Bueno, tienes que contarme cómo mierdas ha pasado eso, y... ¿ha pasado más de una vez? - Javiera simplemente se mordió el labio inferior y asintió. - Oh, no...

- No sé cómo ha pasado, ha sido algo inevitable, supongo... - Dijo pasando una mano por su cabello y echándoselo para atrás. - Es... es tan increíble, Oscar...

- Eh... - Dijo y Javiera miró cómo fruncía el ceño. - Es solo sexo, ¿no?

- Eso... eso se supone, pero...

Flaviera -La Au PairDonde viven las historias. Descúbrelo ahora