Lee Ji-Seul estaba sentada en su escritorio. Tenía su pelo despeinado, con una coleta que casi ya no se mantenía en su cabeza. Vestía una blusa blanca y una corbata negra, propia de los días de oficina. Bajo sus ojos cafés, unas marcas oscuras demostraban que no había dormido. No había que ser detective para entender que había estado ahí toda la noche, bastaba con ver los vasos de café a medio terminar, y los documentos de su último caso desparramados por el lugar. En medio de su concentración, atrás de los papeles que se mantenía leyendo desde el día de ayer, aparecieron unos conocidos zapatos. Bajó las hojas para encontrarse con un sonriente Kim Namjoon, sosteniendo en sus manos dos vasos.
—¿Café? —Preguntó la chica, sin siquiera saludar.
—Nada más de café para ti. —Miró los vasos que rodeaban el escritorio.—Es agua tibia, hoy es el día más frío del año.Ji-Seul aceptó el vaso, sus manos agradecieron el calor. Estaba tan sumida en su papeleo, que no había notado lo frío del recinto.
—¿Pasaste toda la noche con el caso de aquellos chicos? —Dijo el joven, mientras se recostaba en la silla del escritorio de enfrente, el que estaba pegado a la mesa de su amiga. —¿Aún no sabes quienes eran sus padres?
Namjoon tomó un sorbo de su vaso, para luego dejarlo entre la basura que pasaba del escritorio de Ji-Seul al suyo, y tomar una de las carpetas.
—No hay ninguna pista. Todas sus huellas dactilares fueron borradas. Intentamos revisar si alguno de los niños contó con un tipo de abuso sexual. Nada, ni la niña, ni el pequeño. No tenemos nada.Las fotos revisadas por Namjoon, de los cuerpos, no eran nada nuevo en su día a día. Al revisar los registros, no había nada distinto a lo recopilado anteriormente.
El caso era simple, pero intrigante. Dos muchachos, una niña y un niño de cinco años, gemelos. Ambos asesinados a disparos, fueron encontrados en un lado de una de las carreteras secundarias de Namsan, al parecer habían tratado de ocultarlos en la montaña. Los cuerpos no traían ninguna pista, las huellas dactilares habían sido borradas, los cuerpos y las prendas de vestir habían sido lavados. No hay registro de muchachos perdidos con las características de los infantes.—¿Y si eran dos huérfanos? —Mencionó Kim Namjoon, dejando los papeles en el escritorio de Ji-Seul.
—¿Por qué intentarían borrar con tanto afán las huellas dactilares de dos niños huérfanos, que no serían buscados por nadie?El mayor, por dos años, asintió. Tenía razón Ji-Seul, como siempre. Así había sido desde que llegó a trabajar. El recinto 12 era el primer trabajo de la muchacha, había llegado de la academia a sus 21 años, y su aprendizaje rápido y efectividad habían permitido que, a sus 26 años, ya fuese nombrada detective y tener su especialidad en investigaciones criminales. Namjoon, desde su llegada, ha sido inseparable de ella. Eran amigos, ambos pensaban de maneras similares. Y si bien él era dos años mayor, al mismo tiempo fueron nombrados detectives.
—Creo que deberías descansar, Ji-Seul.
—Solo una última revisión Namjoon.
El hombre la miró en silencio unos segundos, su silenciosa respuesta hizo que la muchacha pusiera sus ojos en él.
—No te olvides de que en el trabajo soy mayor que tú, irrespetuosa.
Ambos rieron, y el intento de distraer a la chica funcionó. La detective se levantó del escritorio y comenzó a recoger la basura. Una pila de vasos, comida instantánea y fotocopias mal hechas hacían ya en el basurero de al lado de las mesas. Ya en un ambiente ordenado, ambos comenzaron su trabajo diario.
Era un día cualquiera. Ninguno de los dos tenía que ir a patrullar por las calles, por lo que solo bastaba con algunos papeleos de casos cerrados y ya. Al menos para Namjoon, Ji-Seul continuaba revisando una y otra vez las pistas del caso, como si en cualquier momento le fuese a llegar una gran revelación.
—Detectives Kim, Lee.
Se escuchó a lo lejos. Una voz grave pero agradable, venía desde el ascensor abierto. Ambos amigos caminaron hacia la entrada del recinto. Hicieron su reverencia en saludo, y esperaron a oír lo que, su superior recién llegado, tenía que decir.
—Ya saben lo que hablamos anteriormente, sobre quedarse en las noches en el recinto.
Ji-Seul pareció nerviosa, estaba a punto de decir que Namjoon no tenía nada que ver, pero parecía innecesario. Lo habían llamado para que mantuviera vigilada a su amiga, no para sancionarlo, lo entendió por la mirada de su jefe al detective. Agachó su cabeza avergonzada, dentro del recinto, recién había notado que una cantidad aceptable de sus compañeros ya estaba en sus puestos de trabajo. Todos guardaron silencio en ese momento.
—Capitán Choi Hyun-Woo, lo siento. No volverá a ocurrir.
Detrás, el ascensor volvió a abrir sus puertas, dejando pasar a un joven muchacho.
—Sí capitán, déjelos en paz. Ve cómo trabajan, debería estar agradecido. —Min Jae-Park tomó del hombro al capitán, un hombre viejo, agradable, pero que solía insultar con frecuencia al pequeño sargento.
—Sargento Min, suelta mis hombros, pequeño bastardo.
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Crimen (BTS)
FanfictionEn las bulliciosas calles de Seúl, la detective Lee Ji-Seul del recinto 12 es conocida por su astucia implacable y su habilidad para resolver los casos más complicados. Sin embargo, su vida da un giro oscuro cuando es brutalmente asesinada en su pro...