Quiero hacerte feliz.

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Felix era un chico de veinticuatro años. Iba a clases en la universidad de su ciudad, trabajaba medio tiempo todas las tardes en una cafetería y medio día en una biblioteca los fines de semana, Felix era el encargado de mantener a su mini familia que constaba de su hermano pequeño de seis años y él.

Sus padres habían fallecido tres años atrás en un incendio en la fábrica en donde trabajaban, fue entonces que con tan solo veintiún años tuvo que hacerse cargo de su pequeño hermano de ese entonces tres años, no tenían tíos, no tenían abuelos y se quedaron los dos solos en aquella casa que estaba llena de recuerdos que alguna vez fueron felices.

Su rutina luego de eso era Felix dejando por la mañana a su hermano con una vecina anciana que siempre había querido tener nietos y sus hijos no le otorgaron el placer; por fortuna ella cuidaba del pequeño Minho como si fuera de su propia familia, luego llegada la tarde Felix debía ir a trabajar para alimentar a su hermanito y ya que el niño se mostró interesado en las clases de danza de su escuela ese era su paradero todos los días por la tarde.

El chico que daba las clases de danza era mayor que Felix pero seguía siendo muy joven, acompañado de una chica que lo remplazaba de vez en cuando, cuando no podía impartir las clases, fue entonces que mientras el rubio trabaja por las tardes Minho era cuidado por sus profesores de danza.

Felix se sentía mal por no poder pasar el suficiente tiempo con Minho, no había tiempo para lamentarse por haber quedado huérfanos, eso no estaba permitido en la pequeña familia Lee, Felix debía ser fuerte y sacar adelante a su hermanito, debía estar saludable para que a Minho nunca le faltara nada y debía sacar su carrera profesional para más adelante poder pasar más tiempo con su hermano.

-Es este fin de semana – comentó Felix viendo el calendario en la pared que estaba junto a la puerta de la cafetería – Pero me toca el turno largo en la biblioteca... -resoplo abatido y triste sin dejar de mirar la fecha.

-No vayas, esto es más importante que ir al trabajo ¿No crees? – Dijo un chico alto de pequeños pero bonitos ojos, Chan era su nombre y además de ser el hijo del dueño de la cafetería era el mejor amigo del mayor - Sabes que si no vas a este evento él jamás te lo perdonara. – le recordó mientras el rubio suspiraba.

-Lo sé – se tiró los cabellos afligido –Además será en el día de su cumpleaños, hubieras visto sus ojitos cuando me pidió que no faltara a su presentación, lo que más quiero es ir, Chan- hizo un puchero- Pero el trabajo me lo impide.

-¿A tu jefe le interesa que vayas tu o que vaya alguien para cubrir el turno?- pregunto el mayor formulando un plan en su mente.

-Que se cubra el turno y luego se deje puesta la alarma y todo bien cerrado, pero resulta que si va otra persona no me pagaran el día y necesito el dinero – era un gran conflicto con el cual lidiaba el rubio.

-Tranquilo, ve a la presentación de Minho y yo iré por ti a la biblioteca. – el pecoso iba a negarse pero Chan siguió – No vayas a negarte y además date por pagado el día, yo no necesito el dinero y además los fines de semana no hago nada – le sonrió comprensivo- Disfruta del fin de semana con tu hermano y celebra su cumpleaños como se lo merece, a todo esto mi hermana se ofreció hacer el pastel para el pequeño Min.

-Sin tu ayuda, la de Hanna y tus padres yo ya hubiera enloquecido, en verdad te lo agradezco tanto – soltó algunas lágrimas que el mayor limpio de inmediato.

-Nada de lágrimas- se cedió una servilleta- Porque no te bridamos caridad, solo recompensamos tu trabajo – lo abrazo fuerte y los primeros clientes vespertinos entraron a la cafetería- Ahora atiende esa mesa y luego vas a la escuela por Min, hoy vas a salir temprano.

Tan para mi. - Hyunlix.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora