Cortadas

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Aproximadamente eran las seis de la tarde y el so se comenzaba a esconderse entre las enormes nubes blancas, y el consecuencia de esto el cielo demostraba tonalidades de colores cálidos y fríos a la vez, era muy hermoso y digno de apreciar.

Y claro que había alguien que apreciaba dicho ambiente.

En los jardines traseros del palacio había un omega admirando las rosas de un arbusto, sintiendo la brisa fría y admirando cada detalle de su entorno.

Pues, había sido un día muy difícilpara él y tan solo deseaba calmarse un poco... si, que gran chiste.

Las rosas eran de diferentes tonalidades, pero las más destacadas eran las blancas y rojas. A su alrededor había un árbol con sus hojas de color verde claro, las hojas caían a una pequeña mesa que se encontraba debajo de el árbol, esta era de color blanco y tenia de compañía tres sillas blancas. Pero, en su opinión sería más cómodo simplemente sentarse en el suelo.

Delicadamente arranco dos rosas, una de cada color, las acarició y por accidente se corto su dedo.

Paso un poco de tiempo y delicadamente tomo dos rosas de diferente tonalidad (roja y blanca) para que de un fuerte tirón las arrancará del arbusto. Paso su pulgar por los pétalos de una rosa, y al tratar de acariciar el tallo evidentemente se corto por las espinas.

—Auch.— Se quejo por el ardor que sintió, para así mirar a su diminuta herida. Vio como pequeñas gotas de sangra se exparcia por todo su pulgar para así terminar goteando hasta caer a el suelo.

El no decía o hacia algo para terminar dicho sangrado, tan solo observó su sangre, como si fuera algo muy interesante de apreciar, pero en realidad no expresaba alguna emoción. La brisa fría volvió a soplar y un recuerdo llegó a la cabeza del joven omega.

—Por favor, detente... no me está gustando...detente —Pidió —Te lo ruego ya no sigas...—Suplico una persona mientras lloraba con intensidad, pues pequeñas gotas de sangre caían manchando las sabanas blancas.

Y por consecuencia de dichas súplicas tan solo pudo sentir como respuesta el cómo desgarraba su piel más fuerte, y él tan solo podía llorar en silencio de dicha tortura. Para qué  así le hablara la persona a la cual le suplicaba

—¡Cállate! De todas formas no vas a recordar que te está ocurriendo. 

Suspiro.

Ese recuerdo estaba muy borroso como para poder saber quien era ese hombre, su cara no se notaba por lo borrosa que estaba la imagen y su figura menos por la danza oscuridad del lugar, por suerte sabia que era alfa pero no reconocía dicha voz, pues estaba muy distorsionada para saber de quien se trataba. 

—Tienes razón. Aunque quiera nunca podré recordar bien mi pasado. —Hablo para aquel hombre d su recuerdo a pesar de estar solo. Después se mantuvo callado, mientras seguía su mirada perdida en un punto de este universo.

Aquella brisa fría volvió a soplar, y por fin pudo reaccionar. Su mirada se lleno de miedo, y aquel ardor y dolor volvió  miro a su cortada y cerró su puño tratando olvidarse de su dolor y detener el sangrado.

—¡Auch! ¡¿Por qué las heridas más pequeñas son las qué duelen más?!—Grito bajo. Se movió varias veces tratando de distraer su mente, así que tomo las rosas con la mano que tenia la herida tomando las rosas desde el tallo  a consecuencia de esto toda su mano se lleno de cortadas por las espinas.

Mis príncipes. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora