Capítulo I

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Día uno

Xie Qingcheng escucha el sonido característico de la cafetera, escucha también el sonido de un par de gotas que están terminando de caer del grifo que está en el baño.

Observa a He Yu salir con su ropa ligeramente arrugada, acomodando los últimos botones de sus muñecas al mismo tiempo que camina en dirección al comedor.

Xie Qingcheng se queda quieto, debatiendo si debería o no ir detrás de él.

Su lucha interna no dura tanto, en cuestión de segundos ya está en el lugar y continúa observando.

He Yu se sienta y sirve el café en una taza que Xie Qingcheng reconoce bien. He Yu y él habían comprado dos tazas a juego —por petición de He Yu y la poca voluntad para negarse de Xie Qingcheng— cuando recién habían decidido instalarse juntos.

Xie Qingcheng mira a He Yu y se da cuenta de que se encuentra mirando la taza.

Xie Qingcheng quiere saber qué piensa, aunque, en el fondo, sabe que realmente está recordando.

Xie Qingcheng cierra los ojos y casi puede jurar que vuelve a vivir lo sucedido ese día. No quiere recordarlo, pero su mente le juega mal...

Todo parece tan vívido.

Puede escucharse a sí mismo gritar, puede escuchar el contraste de su voz agitada y temblorosa con la calmada de He Yu.

Después el sonido de algo romperse.

Escucha a He Yu gritar también y ya no sabe quién grita más fuerte... solo sabe que en algún momento los dos están llorando.

Xie Qingcheng sale del trance, devuelve la mirada al lugar donde estaba He Yu sentado pero se da cuenta de que ya no está ahí.

Hace un intento de mirar a todos lados, pero no sabe dónde se metió.

Xie Qingcheng suspira y camina fuera del comedor, ve a He Yu mirando atentamente algo que se encuentra dentro de un contenedor, Xie Qingcheng no necesita pensar demasiado para saber que lo que mira son los pedazos de lo que fue una taza que compartían los dos.

Xie Qingcheng quiere acercarse y decirle que deje de mirar los pedazos con tanta tristeza, solo era una taza... podrían comprar otra.

Pero sabe que no debe, porque a He Yu le duele y él no quiere lastimarlo más.

Xie Qingcheng mira a He Yu tomar sus lentes y colocárselos. Ahora sus ojos están opacados por el vidrio y no permiten que Xie Qingcheng pueda admirarlos más. Decide que, desde ahora, los odia.

En ese momento, recuerda que él también usa lentes, pero, sorprendentemente, ahora ve todo con claridad.

Los ojos de He Yu tienen pequeños matices de rojo en la parte baja y el lagrimal, sus cejas están caídas y unas pequeñas arrugas en el extremo pueden notarse.

«Está cansado», concluye Xie Qingcheng.

Xie Qingcheng nunca ha sido muy hablador, casi siempre se dedicaba solo a observar, es por eso que el ambiente parece igual que siempre, con la adición de un sentimiento pesado de melancolía. No sabe de dónde proviene, pero lo hace sentir oprimido.

Mira el reloj de pared y se da cuenta de que, como siempre, otra vez se ha detenido.

Recuerda vagamente a He Yu quejándose de lo viejo y feo que estaba y de que solo estaba ocupando espacio de más. Xie Qingcheng estaba trabajando en una presentación y había contestado: "Si Xie Xue te escucha probablemente no quieras volver a hablar mal de él".

Solsticio de invierno (He Xie)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora