Cat-pítulo 04

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El sonido de un leve tintineo despierta a HoSeok muy temprano en la mañana. Primero abre un ojo, ve la hora en su pequeño despertador situado en su mesita de luz y vuelve a cerrarlo. Intenta acomodarse para seguir durmiendo, pero una vez más escucha aquel tintineo molesto.

Abre los ojos y al bajar la vista, ve una pequeña patita peluda apoyada sobre su vientre. Allí se encuentra Chispitas, quien con su patita libre juega sin ganas con un pequeño hilo suelto del edredón.

En ese instante, un sudor frío le recorre la espina dorsal. Lo sucedido la noche anterior, ¿ha sido real? Repasa en su mente todo lo que ha hecho y no, no recuerda haber consumido ningún tipo de estupefaciente.

Al observarse, se da cuenta de que está completamente desnudo. Con cuidado se levanta y se mira en el espejo, sus cabellos son un desastre y sus labios aún están hinchados, hay leves marcas en su cuello, pero no son de color morado, más bien tienen forma de… Pequeños dientes. Sí, dientes de gato.

Sacude su cabeza y gira en torno a Chispitas, este se encuentra muy tranquilo aún sobre la cama, quien al ver a su amo, se estira y se acuesta en el medio, ocupando prácticamente todo el espacio.

—Disfrutas que me haya levantado así tienes toda la cama para ti, ¿verdad? —refunfuña el castaño consternado y algo confundido. Luego, escucha al felino ronronear mientras amasa sus garritas sobre el edredón.

—Voy a ducharme. —Le habla, aunque gracias a Dios, no recibe respuesta. Puede aceptar que su nueva mascota se convierta en un apuesto muchacho, pero escuchar a un gato hablar, eso es otro nivel.

Mientras el agua caliente cae sobre su torso fornido, piensa en lo que TaeHyung le ha dicho el día anterior.

Él era el gato Mau, a quien los egipcios consideraban un Dios, ¿podría convertirse en humano siempre que le apeteciese? Lejos de sentir inquietud por aquella situación rayando prácticamente lo paranormal, se alegra. Porque ¡Vamos!, para alguien como HoSeok, el poder disfrutar de buen sexo sin tener que aguantarse reproches, llantos ni celos, es ideal.

Al salir de la ducha, se viste y baja las escaleras directo a desayunar. Allí lo espera su hermano mayor quien se encuentra bebiendo café y leyendo un libro bastante extenso.

—Buenos días  —musita el menor mientras se sienta en su silla y toma una tostada.

NamJoon lo observa a través de sus gruesos lentes de lectura y le dedica una sonrisa.

—Buenos días, dormilón.

Nam es un joven muy charlatán, pero HoSeok se levanta de muy mal humor en las mañanas y tarda bastante en estar completamente despierto, no le gusta que le hablen ni que lo molesten, así que ambos proceden a desayunar en silencio.

HoSeok está concentrado untando queso a su tostada, cuando siente otra vez el tintineo de una campanita. Al girarse, ve a Chispitas bajar corriendo las escaleras, quien pasa por donde ellos están y se dirige a su platito de comida. Siquiera le presta atención a los humanos presentes en la sala y tras concluir, se sacude sus bigotitos, da un bostezo y se dirige de nuevo a la habitación.

—Cómo quisiera ser un maldito gato —musita HoSeok por lo bajo.

Al concluir, levanta su taza, la lava y se dirige a la puerta de salida, no sin antes darle un corto abrazo a su hermano mayor.

YoonGi recorre todos los alrededores del establecimiento, intentando buscar a su amigo HoSeok quien ha pedido permiso para ir al baño hace más de una hora y aún no ha regresado

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YoonGi recorre todos los alrededores del establecimiento, intentando buscar a su amigo HoSeok quien ha pedido permiso para ir al baño hace más de una hora y aún no ha regresado. No le sorprende, quizá está besuqueándose con algún apuesto chico, eso sería muy natural en él, pero lo ha notado algo extraño y quiere saber lo que se trae entre manos.

Al llegar a la biblioteca, hecha un rápido vistazo sin muchas esperanzas y para su sorpresa lo ve sentado con varios libros apilados frente a él.

—¿Qué haces?, ¿estás enfermo? —pregunta con aires de burla.

—¿Sabías que en el libro hindú original del Kama Sutra, solo había ocho posiciones?, el que yo tengo tiene más de treinta.

—No, no estás enfermo, eres el mismo cerdo de siempre.

Al no recibir respuesta, decide sentarse frente a su amigo y saca su teléfono móvil para chequear su cuenta de Instagram.

HoSeok hojea con prisa aquel libro entre sus manos, no es exactamente el Kama Sutra, más bien es un libro de mitos y leyendas egipcias. Está intentando encontrar algo respecto a Mau, el Dios egipcio, pero no hay más que basura histórica.

Tras dar un resoplido, deja el libro sobre la mesa y se levanta con prisa, dirigiéndose a la salida. YoonGi lo observa curioso, este siquiera se ha despedido.

El castaño, como cada tarde, busca la llave bajo el arbusto situado en la entrada, se dirige a la cocina, lee las notas de su hermano y calienta la comida en el microondas. Mientras ve cómo el plato gira, escucha un ruido en el piso de arriba y se acuerda de su felino. Sube con prisa las escaleras y en cuanto atraviesa el umbral de la puerta de su habitación, ve que la ventana está abierta y Chispitas se encuentra en el balcón, jugando con el cuerpo de un pequeño pájaro que ha cazado.

—Joder, eso es asqueroso.

Se sienta en su cama aún observando a su mascota y comienza a creer que ya no volverá a convertirse en humano, ello es una pena teniendo en cuenta lo mucho que ha disfrutado de aquel inocente y felino muchacho.   

Luego de finalizar su comida, lavar los platos y chequear su tarea de matemática, procura subir de nuevo a la habitación y desplomarse en su cama. La noche anterior no ha dormido prácticamente nada y se ha tenido que levantar más que temprano, así que piensa en que una pequeña siesta no le vendría mal. En ese momento, Chispitas se sube a la cama y se acurruca junto a él, comienza a lamerle la mano con su lengua rasposa y eso le trae recuerdos. En seguida se sobresalta al notar que aquel acto le ha generado una leve erección.

 
—TaeHyung, aparece, otra vez me siento zoofílico —dice moviéndose incómodo y deseando en volver a tener al pelinegro a horcajadas de él, gimiendo con un tono de voz grave en su oído. Por el contrario, no escucha más que un tintineo mezclado con ronroneos pausados.

A regañadientes, cierra sus ojos e intenta dormir deseando que al despertar, lejos de tener una patita peluda sobre su vientre, repose junto a él un joven de tersa, suave y bronceada piel.

🐱

"Puede aceptar que su nueva mascota se convierta en un apuesto muchacho, pero escuchar a un gato hablar, eso es otro nivel".

Kitten || HopeVDonde viven las historias. Descúbrelo ahora