epílogo

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EPÍLOGO

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EPÍLOGO

En su interior Sun-Hee estaba llena de paz, estaba muy tranquila, tan relajada por primera vez en lo que parecía una eternidad.

No quería abrir los ojos, no quería ver que había del otro lado, y mucho menos quería volver a ese mundo donde tarde o temprano podría terminar devorada por los zombies.

Hasta que lo recordó a él, su querido Seok-Woo y a Soo-An la niña que la amaba tanto. Cómo siquiera podría pensar en dejarlos a la deriva en ese desastre.

La luz la impactó de golpe, quiso volver a cerrar los ojos pero el ruido a su alrededor fue un incentivo para ver que sucedía. Poco a poco abrió sus ojos cafés.

Parpadeo un par de veces para adaptarse a la iluminación y poder enfocar su vista.

―Sun-Hee.

Oyó su nombre varias veces, pero era como si estuviera tan lejano, y sintió como tomaban su mano.

―Sun-Hee.

Y esa vez logró reaccionar, tomó una bocanada de aire de golpe. Vio a Seok-Woo a su lado y la sonrisa en el rostro de él era de pura alegría.

―Seok-Woo. ―murmuro su nombre, su voz salió ronca.

Enseguida el hombre fue a la pequeña mesita detrás de él y sirvió agua en un vaso de plástico con una bombilla descartable.

―¿Qué sucedió?

―Toma esto, querida.

Sun-Hee aceptó el vaso, bebió el agua rápidamente y casi con desespero, mientras observaba su alrededor. Una habitación con colores que no pasaban de tonos blancos y celestes, tenía un suero en su brazo y una bata blanca.

―¿Qué pasó? Me duele la cabeza.

Seok-Woo dejó el vaso delicadamente sobre la mesa y volvió a ella, Sun-Hee le hizo un espacio para que pudiera sentarse a su lado y él así lo hizo.

―Luego de lo que pasó en el tren te desmayaste, querida, los doctores dicen que estabas deshidratada.

Sun-Hee asintió.

Lo único que recordaba de ese horrible momento fue como Seok-Woo decapitó a ese zombie, los gritos de miedo de Soo-An y como la sangre había caído sobre ellos por milésima vez haciendo que el disgusto fuera enorme.

Recordaba el dolor en su vientre, el pinchazo y luego de eso fue como si cientos de puñaladas fueran instaladas en su cuerpo.

Fue en ese momento que se dio cuenta, la sangre en sus dedos al tocarse, sus ojos se abrieron demás y el miedo cundió.

―¿El bebé? ¿Cómo está el bebé? ―el hombre quería responder pero ella lo atacaba con una pregunta tras otra. ―¿Lo perdí? Di algo, Seok-Woo.

SALVATION ✶ train to busan ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora