𝐃𝐎𝐒

3.5K 311 140
                                    

«—Festejaremos ese día. —dije sonriendo, para acomodar varias comidas frente a él.

—¿No es mucha comida? —pregunto agarrando una cuchara.

—Tienes que mantenerte con muchas energías, nunca es suficiente cuando se trata de ti. —comenté agarrando un termo.

—¿Y como esta nuestro bebé? —Preguntó comiendo.

—Recién llevo dos meses. —Reí nerviosa.

—No importa, él o ella tendra una hermosa madre. —Comentó acariciando mi vientre con cariño.

—No, tendrá un gran padre que se preocupa por nosotros. —conteste sonrojada.

Quizás la nueva vida que empezaba a tener en mi interior, nos uniría mas.

«Es una hermosa niña. —comento la enfermera con una sonrisa.

—N-Niña? —preguntamos ambos.

—Así es. —comentó empezando a sacar el gel que había esparcido en mi vientre.

Ninguno de los hablaba, solo nos mirabamos a los ojos con felicidad.

Decir que estabamos felices era poco.»

—Papá, Mamá? —pregunto una pequeña de pelo azabache.

—Princesa. —Dije rápidamente levantándome.

Ella seco sus lagrimas repitiendo mi acción.

—Yo la acostaré. —Avisó caminando hacía nuestra hija.

—Esta bien. —respondí volviéndome a sentar.

Agarro la mano de la pequeña Emma, para luego comenzar a caminar hacía su habitación.

—Mamá, ¿Por qué estas llorando? — Pregunto, abrazando a su gatito, el cual no lo dejaba solo en ningún instante.

—No es nada, solamente fue un bostezo, ya sabes que siempre me saca lágrimas inconscientemente.

Sonreí, no quería que mi pequeña se quede sin su familia.

Pero mi celular sonó al momento de acostarla.

Me quede sentado en la silla mirándola, ¿Por qué ya no me dolían sus lagrimas?

Suspiré pesadamente para mirar el techo en busca de una solución.

Solo queria que aceptara mi petición de divorcio, pero el único motivo para quedarme era Emma.

Sé que la hago sufrir, pero es el único método de estar con ella.

Mire la foto que tenia guardada, acaricie la imagen de su rostro, pero mi mirada se posó en el portaretrato que tenía tirado.

Lo levante, mire la foto mía y de Alya con Emma en nuestros brazos.

La tuvimos tan jóvenes, que solamente uno de los dos teníamos la oportunidad de cumplir nuestro sueño.

Volví a suspirar y me acomodé en la silla, empezando a firmar unos papeles.

Minutos después entra Alya con sus normales ojeras, parece que se acuesta tarde, pero cuando llego siempre esta dormida.

—Esta bien. —comento acostándose.

—¿Esta bien? —pregunte confundido.

—Firmare el contrato de divorcio. —Una pizca de felicidad se hizo presente.

—Pero... —guardo silencio— con una condición.

—Te aseguro que tendras un porcentaje alto en la cuota alimentaria y...—me interrumpió.

—No, quiero que todos los días del mes... me des un abrazo. —hablo bajando cada vez más su tono de voz.

—¿Un abrazo? —pregunte irónico.

¿Acaso esto era un juego para ella?

—Sí, estas muy ocupado, así que nos veremos en lugares concretos en las horas de tu almuerzo.

Suspiré desganado, con tal de que firme lo haré.

—Esta bien. —Acepte.

—Mañana será el primero, cuando deje a Emma en la escuela.—volvi a aceptar, pero esta vez ella ya no me respondió.

Me levante de mi silla y me dirigí al armario. Empece a guardar todas mis pertenencias.

Cuando termine me coloqué un abrigo y mis zapatos, para dejar el lugar donde antes lo nombraba mi hogar.

━━━━━𝐃𝐈𝐀 𝟏━━━━━

Abrí mis ojos lentamente, hoy sería el primer dia en darle un abrazo a mi "esposa”. Suspire desganado, no tenia ganas de seguir con ese estúpido juego.

Me levanté de la silla de mi oficina, aquí es donde comenzó mi carrera y la relación con mi amante.

Me coloqué el saco y busque las llaves, para comenzar a caminar hacia la escuela de Emma.

Todavia me dejo pensando ¿Por qué abrazos? Por que no simplemente pedir algo material, como el dinero.

Al llegar ví a ella depositando un beso en la frente a Emma. Me acerque con una leve sonrisa, mi pequeñita estaba creciendo muy rápido.

—¡Papi! —exclamó Emma.

—Hola pequeña. —dije acariciando sus largos y sedosos cabellos.

—Hace mucho que no me dejas en la escuela. —comentó con un puchero.

Eso me recordaba a Alya de cierta manera.

«—Tengo hambre —comento con un puchero, acariciando su vientre.

—¿Y que quieres que haga? —pregunte desinteresado mientras escribía un reporte.

Aunque tiempo después, en medio del trabajo, fuí a una tienda de conveniencia que estaba cerca y le compré muchos postres.»

Existen vídeos sobre ese día. Incluso de nuestra primera foto juntos, Nuestro primer beso…

Sonreí ante ese recuerdo, aunque ella no lo sabía, amaba cada facción de ella.

Amaba...

—Adios papi. —dijo Emma dejando un beso en mi mejilla para luego ir a la entrada.

Salude con mi mano para luego prestar atención Alya.

—No tengo tiempo, ¿Quieres el...?

Treinta y dos ¿abrazos? | Aidan GallagherDonde viven las historias. Descúbrelo ahora