Hola mundo

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Me encontraba en un salón bastante grande, parece el de un castillo, es realmente bastante bonito, los altos muros se extendían para exhibir grandes ventanales del más fino vidrio, las losas del suelo están tan limpias que casi puedo ver mi brumoso reflejo en lo que aparentemente es mármol, me encuentro rodeado de extraños que no conozco, merecen ser jóvenes, como de secundaria, tal vez 17-18 años, se ven casi tan perdidos como yo, no sé exactamente qué está pasando, no recuerdo nada antes de estar aquí, de hecho, no recuerdo... nada. Espera, como es que... bueno lo pensare luego, estoy seguro de que eso no debe ser normal, las personas a mi alrededor presentan expresiones variadas, algunos parecen intuir que está pasando, otros simplemente tratan de no desfallecer. No deberían estar tan alarmados si esto fuese algo común, todos vestimos algo parecido a un uniforme escolar, y parezco ser el único que no posee recuerdos de quien era, ni siquiera recuerdo mi nombre.

Interrumpiendo mi pensamiento, el sonido de una puerta abriéndose arremete con su sonar a todos nosotros, era una puerta bastante glamurosa y grande la cual no había notado que estaba ahí, no de hecho podría jurar que no esta allí, me giré para mirar y vi a un hombre alto vestido con ropas finas caminar con un porte real, atrás suyo puede notar la presencia de dos señoritas realmente muy hermosas, una era rubia con ojos morados, su cuerpo perfectamente proporcionado y su cara tan naturalmente inmaculada te hacia preguntarte si de verdad era humana, una belleza angelical  y es que realmente no se puede describir de otra forma, por otra parte, su acompañante a su lado portaba un aura más fría, como el ártico, una belleza tan inalcanzable como la fría luna en una noche donde ella se proclama la inequívoca protagonista, una belleza fría, sus rasgos y cuerpo ciertamente no perderían ante la belleza angelical a su lado.

De alguna forma, se me hacía que la belleza de esas dos chicas era algo... turbia... como si no fuese algo natural, fue un sentimiento algo peculiar.

De hecho, ahora que lo veo mejor, el hombre al frente de ellas no parce muy mayor, ellas parecían tener como la edad de mis compañeros, y el aparentaba cerca de los 25, al mismo tiempo no parecía opacado por la belleza de sus acompañantes tenía un porte real y un aura imponente, a través de sus ropas se notaba su cuerpo trabajado y tenía un rostro de revista, todo un partido, lo cual también generaba el mismo sentimiento irreal, no entiendo muy bien por qué, pero era inquietante.

Mientras analizaba todo esto, ellos se acercaron lentamente con sonrisas suaves en sus cincelados rostros.

- Bienvenidos héroes – eso pareció generar una reacción en mis compañeros, algunos se veían asustados y otros muy emocionados, como si ya supieran que estaba pasando, yo por el contrario me limite a observar pues no tenía para nada clara la situación – Nos honra recibirlos en el castillo Alcatia, permítanme presentarme, soy el Rey de este reino, Ignis Von Vermilliom, gobernante de Alcatia, estas son mis dos hermosas hijas, ella es mi hija mayor Minerva Von Vermilliom – Dijo señalando a la belleza fría – y ella es Catrina Von Vermilliom – señalando al ángel.

- Es un placer conocerlos venerados héroes- Catrina parecía muy emocionado, su voz era melodiosa, muy acorde con su apariencia .

- Hm – Minerva... bueno, también era bastante acorde con su apariencia.

A todo esto, mis compañeros estaban cautelosos, pero algunos parecían haberse adaptado ya. En eso ella nos cuenta la historia de porque estamos aquí, al parecer fuimos convocados de otros mundos para ayudar a este mundo a sobrevivir pues había muchos problemas, los cuales la princesa y el rey no quisieron abordar demasiado, cosa que no solo yo note, pero nadie lo dijo, tenemos la tarea de erradicar todos los males del mundo para que podamos volver al nuestro si así lo deseamos, también podemos quedarnos aquí. Algunos lloraron y rogaron porque los devolvieran, sin embargo, el rey permaneció firme en su declaración de que no podían devolverlos, porque fue El Dios de la luz el que los trajo y solo él podía devolverlos, el rey parecía muy seguro al decirlo, pero realmente no le creí mucho, no parecían mentir, pero definitivamente no decían toda la verdad.

Un Isekai CualquieraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora