Confesión

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Vi y Caitlyn no habían notado lo hambrientas y sedientas que estaban hasta que Ekko les ofrece comida. Ambas aceptan gustosas los sándwiches y bebidas. Se sientan bajo la sombra del árbol, alejadas de los demás habitantes del refugio, mientras comen en silencio y disfrutan de la pequeña paz que se les ha concedido.
Cuando termina, Vi se recuesta en su espalda y mira hacia arriba. El árbol proyecta una sombra agradable. De reojo, observa a Caitlyn sentada en cuclillas a su derecha. Le hace gracia que incluso comiendo algo tan simple como un sándwich sea incapaz de dejar sus refinados modos.
Pero hay algo distinto en ella y tarda unos segundos en descubrir qué.

-Tu escopeta -dice, apoyándose en sus codos y quedando semi acostada.
Caitlyn, quien justo está terminando su sándwich, se vuelve a ella y traga.

-¿Qué pasa? -dice una vez que su boca está vacía.

-¿Dónde está?-Le cuestiona Vi quien no se esperaba que el rostro de la vigilante se sonrojara ante su pregunta. Caitlyn aparta la mirada nerviosa y juega con los dedos de sus manos.

-La... intercambié.-Responde Caitlyn

Frunce el ceño.

-¿La Intercambiaste? ¿Cómo? ¿Cuándo? ¿Por qué? ¿A cambio de qué? -pregunta sin caber en la sorpresa.
Caitlyn suspira.

-¿Cómo crees que conseguí la medicina para tu herida? -dice, echando una ojeada en donde Sevika la apuñaló.
Se queda en silencio. De verdad no puede creerlo.

-¿Qué? ¿Tú... intercambiaste tu escopeta... por mí? -pregunta, escuchando lo absurdo que suena eso.
La vigilante se encoge de hombros con una sonrisa triste.

-Lo hubiera hecho por cualquiera.-Le Comenta Caitlyn

No sabe qué pensar o cómo sentirse. Ve cómo Caitlyn se recuesta a su lado y ella se deja caer también, cruzando su brazo izquierdo detrás de su cabeza.
¿Debería darle las gracias? Maldita sea, por supuesto que sí. Le debe tanto a Caitlyn. Gira el rostro hacia ella. La chica mira arriba, pensativa. Se toma el tiempo de absorber toda su imagen; su piel clara y casi perfecta, su nariz larga y delgada, sus pómulos marcados, sus ojos azules un poco rasgados.
Dios, es tan hermosa...
Un calor que poco tiene que ver con los rayos del sol que se cuelan entre las hojas del árbol sobre ellas crece en su interior.

-Perdóname por no decirte lo de la gema -dice entonces Caitlyn y de pronto sus ojos azules están fijos en los suyos,
Vi se siente incómoda y nerviosa.

-Perdón por dejarte sola en el burdel...-Se disculpa Vi

-Está bien. -Dice encojiendose de hombros-. Te encontré, ¿O no?

-Es que como vi que te lo estabas pasando tan bien no quise interrumpir... -termina Vi, con una media sonrisa-. Por cierto, no sabía que fueras capaz de hacer esas cosas, Matilda.

El potente sonrojo en las mejillas de Caitlyn se hace presente y para la pelirosa es muy adorable.

-¡Estaba consiguiendo la información como tú me dijiste! -exclama Caitlyn toda roja.

Vi se ríe, apartando la vista hacia la copa del árbol.

-¿Y conseguiste algo? -pregunta ella de forma divertida.

-Pues... sí -dice Caitlyn, más seria. De soslayo, ve cómo se acomoda, quedando bocarriba con sus manos cruzadas en su torso-. El Shimmer es más peligroso y poderoso de lo que pensaba -suspira y luego niega con la cabeza-. Pero, más que eso, ahora sé lo dura que es la vida aquí en el distrito suburbano, lo injusto que es todo y lo mucho que se deben de cambiar las cosas ya.
Me cuesta mucho entender como el consejo los ha ignorado por tanto tiempo, y como yo, siendo la hija de una integrante del consejo jamás me haya enterado de esto -Comenta Caitlyn con cierto toque melancólico en su voz

Vi cierra los ojos. Esta mujer va a ser su ruina. Es absurdo lo que sus palabras le provocan en su interior. Es una piltilla, una niña rica y privilegiada, hija de una consejera. ¡Es una maldita vigilante, por los mil demonios! Y, sin embargo, a su cuerpo no parece importarle nada de esto, su piel erizándose y sonrojándose. A su corazón, que late con rapidez, le importa aún menos.

-Este es el mundo real, Cupcake -le responde con pesar-. Lamento que hayas tenido que enterarte así.
Entonces, algo roza su mano derecha. Abre los ojos y baja la mirada. Es la mano de Caitlyn tocando tentativamente la suya. Una corriente recorre todo su cuerpo, estremeciéndola y de paso, sonrojandola un poco.

-Yo no lo lamento -dice Caitlyn, mirándola otra vez a los ojos y haciéndole saber que a partir de ahora, Caitlyn iba a estar a su lado apoyándola pase lo que pase, al igual que Vi haría con ella.

Y mientras cada una está sumida en sus pensamientos, ambas siguen tomadas de las manos y mirándose fijamente, por lo que parecen ser minutos.

ViCait One-shotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora