Capitulo II

242 34 28
                                    

CAPITULO II

La super fuerza

Me levante del suelo y volví a intentarlo, ya había pasado horas haciendo lo mismo y seguía sin funcionar, corrí hacia otra pared he intente golpearme con todas mis fuerzas pero lo único que conseguía era tener mas moretones y golpes, aun así seguía sin haber ni un solo resultado.

Escuche unos pasos detrás de mí y bufo en molestia. 

—¡Deja de espiarme! —volteo rapidamente y le grito al acosador—

—¿Que haces? —pregunta cinco con una taza de café en la mano—

—Nada que te incumba —volteo y sigo golpeando mi cuerpo contra la pared—

Al intentarlo otra vez me resbalo y caigo al suelo bruscamente, pasan unos instantes de puro silencio y cinco se acerca a mí observando cada uno de mis movimientos. 

—Vete Cinco —le susurro mientras agarro la manga de mi pollera levantándola para ver el golpe que yacía ahí—

Respira ruidosamente y me mira fijamente.

—¿Acaso quieres romperte un hueso? —pregunta tendiéndome una mano—

—No intento romperme un hueso —susurro levantándome con su ayuda—

—¿Porque haces esto ocho? 

—No me llames ocho —me levanto y empiezo a cojear hacia la pared—

—Aquí eres ocho, quieras o no —respondió Cinco deteniéndome—

—Suéltame.

—¿Porque haces esto? —pregunta—

Lo miro entrecerrando los ojos.

—Estoy probando mis poderes —respondo obvia—

—Lo único que estas haciendo es lastimarte —me mira significativamente y niego alejandome de el—

—no lo digas como si te importara —susurro mientras bajo la mirada—

Murmura una grosería a lo bajo y me mira fijamente.

—tienes razón no me importas pero eso no cambia que me preocupe por ti. 

Lo miro a los ojos y no puedo evitar sonreír levemente.

—Solo pruebo mis poderes, como te dije.

—¿Qué intentas probar exactamente? —pregunta frunciendo el ceño—

—Quiero ver si tengo super fuerza como numero uno —respondo rápidamente y se cruza de brazos—

—¿Crees que sirve de algo golpearte contra una pared? —dice viéndome confuso—

—Estoy intentando romperla...con super fuerza —respondo—

Negó la cabeza dramáticamente.

—pero que idiota eres —dijo en un susurro audible—

—No soy idiota!

Se acerca y revisa mis heridas ignorando lo que dije.

—Debes usar el cerebro, pudiste haberte lastimado —dice rodando los ojos—

—¡Tengo cerebro! —digo defendiéndome—

Me mira con una mueca y luego sonríe con astucia.

—No basta con tenerlo, tienes que usarlo —suelta una leve risa y bajo la cabeza apenada—

ParaísoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora