𝑺𝑬 𝑴𝑰𝑨 ✫𝔱𝔬𝔪 𝔯𝔦𝔡𝔡𝔩𝔢✫

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Me quedé callada varios minutos, viendo el decorado de la sala común de Gryffindor.

El de Slytherin era mejor, obvio.

—¿Dayana?— la voz de Harry me sacó de los pensamientos.

—¡Potter!— corrí hacia él. —¿Estás bien?— puse mis manos sobre sus hombros.

—S-si, ¿por qué?

Me quedé callada, preferí no contarle nada sobre la voz. —Me he enterado sobre el sueño que tuviste.

—Oh, si... Arthur... Arthur está bien. Estás Navidades iré a verlo.

—Me alegro...

—¿Y has venido hasta aquí solo por esto?— preguntó.

—Ammh... Tengo que contarte algo, Potter. Pero será mejor que te lo cuente después de las Navidades, ahora, tengo que irme.

•••

Hogwarts se volvía a quedar vacío otro año más de Navidad.

Me encontraba bajando las escaleras para ir junto a Draco y los demás.

—¡Dana!— la voz de Cedric me hizo voltear a verlo. —¿Tu también te vas?

—Sí, me gustaría quedarme pero, mi madre quiere que le cuente cada detalle de mi vida cotidiana aquí.— reí junto a él.

—Esta bien.— sonrió. —¿Te encuentras bien?— preguntó al ver que me desconcentraba mucho.

—¿Eh? Oh, si, si. Estoy... bien.

No, no lo estaba. Zayra no volvió a aparecer y eso me preocupaba. Y la voz seguía pidiendo ayuda.

—¿Estas segura? Dana, si tienes algún problema puedes confiar en mí.— me agarró cálidamente de las mejillas.

—Claro, te lo contaré después de las Navidades. Ahora tengo que irme. ¡Adiós Cedric!— me despedí de él agitando la mano.

—¡Adiós Dana!

Corrí hacia los chicos que esperaban aburridos.

—¡Por fin llegas, princesa!— Mattheo paso su brazo por mis hombros.

—Vamos, el tren no espera.

Llegamos a la estación de Hogsmade y allí vi como Harry, Ron y Hermione se despedían con una sonrisa de Hagrid.

Seguimos a Draco que abrió la puerta de un compartimento que parecía totalmente vacía, pero cuando entré me encontré con Tom leyendo un pequeño libro.