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—No estés tan nerviosa — digo en medio de una risita.

Ella camina a mi lado, aferrando las correas de su mochila. Sus labios están apretados y sus ojos asustados. Se puso así desde que le dije que iríamos al estudio donde la banda Tokyo Manji ensaya.

—¿Un estudio? — ella preguntó.

—¿Eh? ¿Acaso nunca has ido a uno?

—¿Un estudio de qué?

No podía creer que no tuviera idea. Todo el talento que tiene con el violín lo tiene de desconocimiento sobre las bandas juveniles.

—En otras palabras, iremos al lugar donde yo y mi banda ensayamos.

Ella paró en seco y adoptó esa pose temerosa.

—B...ba...¿Banda?

—¿Qué pasa?

—C...creí...creí que me enseñarías a tocar la batería.

Ni siquiera podía hablar correctamente debido a los nervios.

—Y lo haré. Es mejor que empecemos por mostrarte lo que realmente puedo hacer.

Sus ojos se vieron emocionados ante mis palabras.

—De acuerdo.

No dijo nada después de eso, ya que estaba muy ocupada siendo consumida por los nervios. ¿Qué estará pasando por su cabeza? No pensará que la estoy secuestrando o algo así ¿Verdad? ¿O acaso se pone así debido a que conocerá a los otros miembros de la banda? Mierda, con eso hasta yo me pondría nervioso. Saco mi teléfono y entro al chat grupal.

Invité a alguien a vernos ensayar. Limpien el estudio, aunque sea un poco, y prepárense para comportarse cuando lleguemos.

Los Kawata responden con stickers asustados, Mitsuya responde con un pulgar arriba y Mikey responde con una foto de los chicos limpiando todo mientras él come un dorayaki. Idiotas. Guardo el teléfono en el bolsillo y giro la cabeza a mi lado derecho para toparme con la ausencia de la chica. ¿Pero qué? ¿Desapareció mientras me distraje con el teléfono? ¿Acaso se arrepintió de todo?

—¡Oi! ¡Chica...

Mierda. Ni siquiera sé su nombre. Observo desesperado a todos lados y me encuentro con su figura agachada un par de metros atrás. Está acariciando a un pequeño gato de la calle. Sus ojos están cargados de nostalgia mientras el felino disfruta de su tacto. Ella levanta los ojos y me observa para después sonreír. Mi corazón sufre un pinchazo. ¿Qué es esto?

—Es adorable ¿No?

Decido acercarme hasta pararme a su lado.

—Lo es. Oye ¿Cuál es tu nombre?

Ella le da una última caricia al animal y se levanta.

—T/A T/N

—No vuelvas a detenerte sin decir nada, T/N.

Ella suelta una risita.

—Sí, señor.

Me tranquiliza saber que ese gato pudo quitarle todos los nervios. Por fin llegamos al edificio. Ella observa todo con mucha atención, como si estuviera absorbiendo información por los ojos.

—Con permiso - le digo a la recepcionista.

—Con permiso — T/N dice en voz bajita, inclinándose un poco.

La chica al otro lado del mostrador nos saluda de vuelta y después sigue en sus tareas. Nosotros seguimos con nuestro camino.

—Aquí hay varios estudios, son especiales al estar insonorizados y el costo de renta varía de acuerdo con el espacio y los amplificadores que pedimos.

HISTORIA DE INVIERNO Draken X LectoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora