Guerrero, Levántate

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En una noche estrellada, un guerrero camina sobre una playa rocosa, bajo sus pies sentía como resonaba el suelo de granito y grava mientras frente a él se cernían grandes riscos, y sobre ellos, lo que buscaba

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En una noche estrellada, un guerrero camina sobre una playa rocosa, bajo sus pies sentía como resonaba el suelo de granito y grava mientras frente a él se cernían grandes riscos, y sobre ellos, lo que buscaba. Un gran e imponente edificio de piedra labrada que brillaba con magia antigua de una orden perdida, decorada con mármol y cobre, hecho para resistir viento, marea y cosas peores.

El guerrero recupera el aliento, luego de haber viajado hacia este lugar en una noche, desde más leguas de las que podrían imaginar, se sentía agotado, en sus manos descansaban una lanza y un escudo, los cuales eran más pesados de lo normal, tanto que ya no podía con ellos. Solo quería arrojarlos al mar y marcharse.

La noche extendía su velo por todo lo visible como una bóveda ébano decorada con cientos de piedras resplandecientes. Pero donde otros solo veían estrellas, el guerrero veía mentiras, crueldad y enemigos.

Mientras caminaba lentamente por los riscos, se daba cuenta de cómo retrasaba su paso a propósito, acobardado. Cuando las grandes puertas se extendían frente a él, sintió como si estuviera frente a frente con un gigante. Alzo la mirada, esperando encontrar a quien buscaba sin tener que entrar, y para su suerte, así fue.

Sobre lo alto del edificio, en lo que parecía una torre de vigilancia se extendía un balcón, y sentado en el yacía una persona, a quien el guerrero buscaba. Reuniendo la poca fuerza que le quedaba, clava sus pies al suelo y da un salto, su cuerpo sale disparado y logra llegar fácilmente hacia el balcón. El poder que portaba era tal que incluso en decadencia, podía ser más que una persona normal.

--Atreus—

Al escuchar mencionar su nombre, el guerrero se paraliza por un segundo al encontrarse con la mirada frente a él. Un joven de cabello blanco y ojos bermellón, el cual se encontraba sentado frente al balcón mirando las estrellas. Atreus sintió como esa mirada lo quemaba, parpadeando en su mente los eventos ocurridos, cuando este fue consumido por la oscuridad.

--Pudiste entrar por la puerta—

--No, no tenía el derecho—

--¿Por irte sin decir adiós? —

Desde el comienzo, la actitud del joven fue completamente tranquila, inmutable, incluso cuando Atreus llego de forma abrupta escabulléndose y saltando frente a él, la mirada del joven se mantuvo inmutable, sus palabras eran joviales y tranquilas, como si hablara con un viejo amigo. No era para nada lo que se esperaba.

--¿Vas a estar parado toda la noche? —

--Yo...—

--No creo que hayas venido desde Targón solo para quedarte de pie, siéntate—

--¿Puedo? —

--Si, más bien, por favor, me pones nervioso—

--Entiendo—

Inclinando su capa, Atreus se asegura de colocar su lanza y escudo lo más lejos posible del joven antes de sentarse. Este lo nota, pero decide no decir nada al respecto.

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