𝐅𝐚𝐭𝐡𝐞𝐫

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Ambos adultos se encontraban en el comedor, tomando el desayuno. El gran duque cansado  de ver como a hijo adoptivo parecía molestarle algo, habló.

—Ethan de Casina

—¿Si, padre?

—¿Se puede saber qué es lo que te está sucediendo?— Preguntó mientras apoyaba los codos en la mesa y apoyaba el mentón sobre sus manos.

—Hoy me llegó una carta del marquesado Ephin— respondió, mientras agarraba una servilleta y limpió algún resto de comida que le haya quedado en sus labios.—Al principio creí que era algún informe sobre Obelia, pero me equivoqué.

—¿Es algo malo?

—Decía que el duque Alpheus tiene una "sobrina" de un pariente lejano.

—¿Y eso que tiene que ver contigo?—Preguntó el gran duque, mientras fruncía el seño.

—Se sospecha que puede ser mi hija.

—¿Qué?

—La carta también decía que el duque no tenía ningún hermano y su esposa tenía dos hermanas, Rosalía y Penélope, Rosalía no tiene hijos y Penélope falleció.

—Entonces según lo que me contaste de tu pasado y según lo que me estas diciendo ahora. ¿Penélope puede ser la madre de tu hija?

—Es probable, pero no es seguro. Necesito ir a Obelia para confirmar si es verdad, solo hay una forma de verificar si es mi hija.

—La marca de los Ephin—dijeron ambos al mismo tiempo.

Los Ephin, un marquesado común como los demás, pero lo que resaltaba en ellos era la extraña marca de nacimiento que poseían, una cruz, todos la tenían en distintas partes del cuerpo. La madre de Ethan era una Ephin, quién llamó la atención del emperador y la obligó a convertirse en su concubina.

Actualmente el tío de Ethan es el marqués, tiempo después de que escapó, envío una carta dando saber su ubicación y que no dijera nada sobre su paradero, básicamente que lo haga pasar por muerto. Ambos se enviaban cartas cada tanto, por lo general el tío de Ethan las enviaba para informar sobre algunos sucesos que sucedieron en el reino, como su hermano usurpó el trono y se convirtió en emperador, la muerte de Penélope, la gran masacre en el Rubí y el nacimiento de su sobrina.

—Tienes mi permiso para ir a Obelia.

—Gracias padre.

Ethan miraba el techo de su habitación sin poder conciliar el sueño, tenía miles de preguntas en su cabeza. ¿Es verdad qué Penélope quedó embarazada? Si realmente es mi hija ¿Cómo será? ¿Estará feliz de verme?  Realmente no podía dormir, mañana partiría a Obelia y descubriría la verdad, se sentía como un niño pequeño esperando a que llegara el próximo día.

Agarró un vaso de agua de su mesa de noche y bebió un poco, cuando lo vacío completamente, lo dejó nuevamente donde estaba, para luego acostarse a dormir.

Ya se había levantado, desayunado, ya había tomado un baño y estaba mirándose en el espejo, se sentía nervioso, extrañamente nervioso. Cansado de mirarse en el espejo, abrió la puerta de su cuarto, para irse hacia la entrada de la residencia del gran duque, dónde lo esperaba un lujoso carruaje.

—Hijo, buen viaje— el duque le dedicó una sonrisa que pocas veces muestra.

— Gracias, padre— Ethan se subió al carruaje que partiría a Obelia.

Una vez el carruaje se alejó del ducado, se permitió suspirar pesadamente. Volvería a Obelia, el lugar donde paso parte de su infancia, pero no le diría nada a su hermano, él no tendría que saber dónde se quedaría, ni que estaba vivo. Se quedaría en el marquesado de su tío, luego iría al ducado Alpheus para confirmar si realmente la "sobrina" del duque es su hija. Suspiró nuevamente, pensado en Penélope, él sabía que esa mujer le traería problemas y no se equivocó.

Miró por la ventana, lo único que veía eran árboles del bosque que rodea el Gran ducado de Casina, algo que Ethan agradecía, odiaba el bullicio de las personas. El prefería caminar o cabalgar por el bosque, apreciando la naturaleza y despejado su mente de todos los problemas, en cambio estando en el pueblo hay muchas personas que gritan y le dan dolor de cabeza, especialmente odiaba los mercados, ahí el ruido era insoportable, pero desafortunadamente Obelia esta lleno de estos.

Cerró los ojos, intentaría descansar lo más que pueda antes de llegar a su destino.