Bakugou Katsuki, un ser sediento de sangre, ha fijado su objetivo: Todoroki Shoto, un hombre de culto encargado de eliminar a aquellas bestias de la oscuridad.
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¿Por qué decidí hacer historias Todo...
Alguna vez existió un pueblo alejado de cualquier otra civilización, rodeado por el bosque. Esta pequeña entidad vivía en paz... hasta que una criatura de la noche comenzó a asechar.
Las víctimas de este ser oscuro eran atacadas cuando se encontraban solas y alejadas del pueblo, más específicamente, cerca de unas ruinas en medio del bosque. Estas personas no eran capaces de recordar nada al momento de ser atacados, simplemente despertaban tras varias horas. Aún así, la única evidencia que tenían era la marca de dos colmillos en sus muñecas.
Este suceso logró atraer a un viajero solitario, Todoroki Shoto, el cual se especializaba en traer tranquilidad a las entidades humanas eliminando cualquier mal. El chico bicolor estaba confiado de esta nueva misión, no obstante, rápidamente se daría cuanta de que esa no sería una simple aventura más.
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Shoto había decido pasar su primera noche en aquel pueblo para partir a las primeras horas de la mañana en busca de la criatura; y rápidamente se quedó dormido, comenzando a soñar.
El mitad albino soñaba que estaba en aquel bosque que rodeaba el pueblo, sin embargo, este tenía un aspecto más sombrío y tenebroso. Él se encontraba caminando por el sitio, estaba en busca de alguien. No sabía con exactitud quién era la persona, pero sentía una inmensa necesidad de estar a su lado.
Entonces una cabellera rubia ceniza se hizo presente. Tan pronto sus ojos bicolores se encontraron con los ojos rojos del chico, Todoroki supo que esa era la persona que buscaba, y al parecer, necesitaba. Un extraño sentimiento lo invadió, impulsando a ir junto al rubio para estrecharlo en sus brazos.
Pero fue el ojirubí quien se acercó primero, con el ceño bastante fruncido y pasando su mirada de arriba a abajo, como si analizara a Todoroki. Una vez sus rostros estuvieron cerca, el más alto se alejó ligeramente, pero por alguna razón, su cuerpo no le respondía tan bien como quería. El ser misterioso simplemente mostró una sonrisa sádica, como si después de ese análisis, aceptara al heterocromático.
Antes de que pasara otro segundo más, el cenizo se acercó aún más al rostro del contrario hasta por fin unir sus labios en un beso. Shoto se sorprendió por el repentino gesto, y después soltó un pequeño jadeo al sentir como el menor le mordía el labio fuertemente, logrando hacerlo sangrar.
- Ahora eres mío. - comentó con arrogancia el cenizo, una vez relamió sus labios, deleitándose con la sangre del medio albino.
- ¿Quién... eres? - susurró el mayor, teniendo el ceño ligeramente fruncido.
El chico misterioso no le respondió, y simplemente pasó a volver a unir sus labios, esta vez logrando un beso más intenso. Posteriormente, el menor paso a recorrer el bien formado cuerpo del bicolor, pasando sus manos por sus brazos, cuello, pecho y abdomen; hasta llegar por fin a su entrepierna.
El mayor jadeaba entre besos, comenzando a dejarse llevar por el contrario, más aún cuando sintió como este comenzaba a tocar su miembro.
- No eres más que un bastado pervertido. - gruñó burlón el cenizo, continuando con su tarea de masturbar al más alto, para después volver a guiar la inexperta lengua del heterocromático en su salvaje beso.
