Capítulo #1

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No sé cómo empezar realmente, veamos, fui abandonada por mis padres en las mágicas calles de Francia a tan solo mis seis años de edad, donde muchos magos y brujas pasaban por mi lado sin notar mi existencia o simplemente no les interesaba lo que pasase conmigo.

Uno de ellos fue diferente, recuerdo cómo me recogió de la calle, me alimento y me acogió bajo su techo.

Tal parece que mis ojos llamaron su atención, bueno no lo culpo, para ese entonces mis ojos no eran nada común y pues que le puedo hacer.

Tal parece que mis ojos llamaron su atención, bueno no lo culpo, para ese entonces mis ojos no eran nada común y pues que le puedo hacer

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Me llevó ante el gran consejo de magia, pensaron que sólo era un defecto de nacimiento y lo dejaron pasar sin importancia.

Dumbledore me llevó consigo a su colegio de magia y hechicería, junto a un amigo de él llamado Severus Snape, quien con el tiempo nos encariñamos mutuamente y al final optamos por la decisión de adoptarme, al principio todo transcurría con normalidad, mis ojos a pesar de ser de un color peculiar dejaron de ser lo más raro en mi cuerpo.

A mis diez años cosas extrañas comenzaron a suceder, primero unas marcas extrañas salieron en mi espalda y muñeca, mi pelo también cambió, pasó de ser un café a una combinación de blanco y negro, el cual podría cortar tres beses al día y este volvería a crecer hasta mi cintura.

Meses después descubrimos que podía hacer magia con la barita de mi padre Severus o como me gusta llamarlo Sev.

Papá me enseñó hacer hechizos y los misterios de la magia y para sorpresa de ambos aprendía a un ritmo muy rápido, demasiado para una niña de mi edad, papá ya no podía solo y le comunicó toda la situación a Dumbledore.

Después de un corto plazo de tiempo y muchos accidentes Dumbledore descubrió que a lo que yo llamaba defecto en realidad era la raíz de un gran poder.

A mis once años no pude asistir a Hogwarts temían que por accidente destruyera la escuela o lastimarla a alguien, y lo entendía, al principio usaba unos guantes encantados que me dio mi padre para retener mis dones, con esfuerzo y dedicación aprendí su idioma, ahora podía hablar perfectamente el español y el francés.

Los años pasaron y cada vez más podía controlar mejor mis dones, aunque algunas veces cuando me enojaba no los controlaba bien jaja.

Por cierto tengo tres dones.

1- Gran capacidad mental ( descubrimos que mi cerebro trabaja de una manera más rápida y procesa y guarda información de una manera rápida y eficiente)

2- Escudo mágico ( si un encantamiento intenta llegar a mi cuerpo sin mi consentimiento este automáticamente lo rechaza atacando al contrario con el mismo hechizo)

3- conexión con animales ( puedo entenderlos y por alguna razón estos obedecen a mis ordenes)

Las marcas de las que les conté anteriormente se volvieron parte de mí y crecieron con mi cuerpo.

Cambie Por Ti Draco Malfoy x tuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora